Existe un axioma, sobre todo en cine, que reza: “Todo ya esta hecho, nada es original, todo es copia, lo importante es saber a quien copiar y hacerlo bien.”
En este caso, los productores parecen que apuntaron a realizar un producto pasatista, refrito de infinidad de otros, con el sólo objetivo de recaudar dinero.
La pregunta del millón sería: ¿En que se basa su lógica? La respuesta más rápida que encuentro es saber que los niños de alrededor de 8 años, van cambiando. No son los mismos, que hubieron visto las películas de Adam Sandler haciendo de papa postizo, o más atrás en el tiempo, ¿25 años?, la muy buena comedia francesa “Tres hombres y un biberón” (Coline Serreau, 1985) y su versión estadounidense “Tres hombres y un bebe” (1987)
Posiblemente estos niños sí hayan visto “Hada por accidente” (2009).
Pero “Mi vecino es un espía” protagonizado por el infalible Jackie Chan, intenta presentar algún giro narrativo o de la construcción del relato, que no logra establecer.
De qué va la historia: una mujer joven, separada y madre de dos hijos de su factoría y una tercera, la mayor, hija de su ex marido que la deja, no se sabe si de recuerdo o en garantía, tiene un vecino, simpático, amable, de origen chino, que ocupa su tiempo vendiendo lapiceras chinas.
Gillian (Amber Valleta) y Bob Ho (Jackie Chan) están empezando a tener un romance, los niños dan cuenta de esto y ninguno lo acepta. En el momento oportuno (para que el guión crezca un poco) la madre debe hacer un viaje urgente y estos tres niños se quedaran a cargo del aburrido y tedioso vecino.
Lo que ellos no saben es que en realidad él es un espía chino que trabaja para la C.I.A. a punto de jubilarse.
Si siempre pudo contra los todos los malvados del orbe, ¿cómo no va a poder con tres adorables criaturas?
Ahí empieza su calvario. El de los espectadores, sobre todo los adultos, empezó a los 3 minutos de comenzado el filme, así de previsible, remañido y tonto.
Sólo las escenas de acción, bastante risueñas, siempre muy bien coreografiadas por Chan, bien filmadas, son las que despiertan de letargo.
Respecto de los rubros técnicos, a ser honestos son todos de buena factura, del mismo modo que las actuaciones, todas correctas.
Demasiado poco.