En esta tercera entrega Gru debe enfrentarse a un supervillano llamado Balthazar Bratt, una ex estrella infantil caído en desgracia tras crecer, que clama venganza ante el olvido del público y los productores de Hollywood. Como si esto fuera poco, el calvo villano también deberá lidiar con su hermano gemelo Dru, un multimillonario excéntrico que intenta continuar la tradición familiar dentro del mundo del mal.
A esta altura del partido, decir que una película animada es técnicamente impecable, no debería ser un valor a destacar. Los recursos del género han avanzado tanto, que es lo mínimo que uno espera de una producción fílmica de un estudio como Ilumination (lo mismo le cabe a Dreamworks o Pixar).
Por eso, en estas cintas animadas destinadas a la gran audiencia hay que hurgar en el argumento y los recursos narrativos para saber si está por encima de las expectativas. Y en Mi Villano Favorito 3, el resultado es agridulce. Por un lado hay muy buenos nuevos personajes: el "maloso" principal es una parodia retro/pop a las estrellas infantiles que se niegan a crecer; y el hermano gemelo de Gru, es encantador, bizarro y un muy buen complemento. El Yin y el Yang (por algo visten de blanco y negro) de la villanía animada.
Por otra parte, el guión despliega demasiadas subtramas que distraen (sobre todo teniendo en cuenta que está destinada a un público menudo) y Los Minions, son utilizados para los momentos de comicidad física pero sin peso específico en el desarrollo de la historia.
No todos los chistes funcionan, (los pueblerinos castizos, vecinos de Dru, tienen algunos momentos divertidos) y obviamente no es tan original e innovadora como la primera parte.
Pese a que las escenas de acción lucen espectaculares, y la banda de sonido apela a la nostalgia, da la sensación de que las ideas se están agotando y que los productores deberían comenzar a despedir al personaje principal antes de que deje de ser el Villano Favorito de la audiencia.