Un Minion de euros.
En algunas películas, en las buenas, el villano es tan atractivo como el héroe. En otras, el villano está hasta excesivamente más cargado de emoción que el héroe. Así que al español Sergio Pablos se le ocurrió la idea de dar vuelta las cosas. Que el villano sea el protagonista. ¿Y qué era lo único que podía contra alguien tan despreciable? El amor de 3 niñitas. Así que trabajó mucho tiempo en esta idea.
Elaborar una historia que cierre por todos lados es arduo y complicado. Ya que además los diferentes agentes, guionistas y productores también van dando forma al relato. Así aparecieron los Minions. Acierto al que Pablos no pudo negarse. Por un lado, porque eran personajes tan geniales que cualquiera los hubiera querido para su historia, por otro, porque la película empezaba a no pertenecerle. Después de un largo proceso, para que la historia funcione, recién se habrá pensado en la viabilidad de su producción, seguramente luego de una difícil selección.
El problema es cuando las fechas empiezan a correr a las ideas. Cuando hicieron Mi Villano Favorito tuvieron suficiente tiempo para que la creatividad se abra camino. Para la segunda parte, el tiempo se redujo. Se sabe que los personajes funcionan, y entonces los guiones sufren. Además ahora existe la película Minions. Así que probablemente hubo que correr para hacer Mi villano Favorito 3, porque ya pronto se debe estrenar Minions 2. Y tanto Minions como Mi villano Favorito 2 están entre las películas más taquilleras de toda la historia de Universal. O sea, que el estudio no puede darse el lujo de atrasar mucho un estreno. Cada 2 o 3 años tiene que salir alguna película. Si el guion aún no convence o no está terminado habrá que sacárselo de las manos a los escritores para empezar a animarlo. Si el guion es malo, mala suerte. Y no es que le pidamos más guion, sino tal vez todo lo contrario.
El resultado es algo relacionado a la crítica que Sergio Pablos le hacía a las películas. El nuevo villano, Balthazar Bratt, es lo más atractivo. Un actor retirado que, tras su corto pero exitoso paso por la televisión de los ´80, ha tomado como real y propio a su viejo personaje. Algo parecido a lo que sucede en Mindhorn (2016). Pero esta vez arremete contra Hollywood, la industria que le terminó dando la espalda. Lo más extraordinario es que, en la versión original, la voz de Balthazar Bratt pertenece a Trey Parker, el creador de South Park. Alguien que verdaderamente odia a los actores de Hollywood, a tal punto que sólo dirige películas donde los personajes son dibujos o muñecos de El Capitán Escarlata, para no cruzarse con ninguno de ellos.