La inesperada crisis existencial de un malvado
Illumination Entertainment es un estudio de animación que tiene muy pocos años, pero se supo ganar su lugar en el mercado. Es que su primera película fue “Mi Villano Favorito” (Despicable Me, 2010), una obra que impuso un nuevo estilo de animación y tenía personajes muy buenos y originales.
Siete años más tarde, la compañía comenzó a hacer lo mismo que la mayoría de sus competidoras: apostar a lo seguro y hacer secuelas innecesarias.
Después de una segunda parte en 2013 y un spin-off -Minions (2015)-, Gru y compañía vuelven a la carga con “Mi Villano Favorito 3” (Despicable Me 3, 2017). Esta vez la suerte no está de su lado y, si no se cuida, el calvo villano puede seguir la misma suerte de un ogro verde que de tanta secuela y precuela agotó hasta a sus más acérrimos defensores.
Balthazar Bratt (Trey Parker) fue una estrella infantil de los años 80 que protagonizaba una serie en donde interpretaba a una joven mente criminal que utilizaba una combinación entre técnicas de baile pop, artes marciales y juguetes de alta tecnología.
Pero hay algo que acabó con su brillante carrera y promisorio futuro: la llegada de la pubertad. Ahora, convertido en supervillano, se dedica a crear el caos en todo el planeta. Gru (Steve Carell) y Lucy (Kristen Wiig), que pertenecen a la Liga Anti-Villanos (LAV), logran desbaratar los planes de Balthazar de robar el diamante más grande del mundo, pero no así detenerlo.
Esto hace que sean despedidos por Valerie Da Vinci (Jenny Slate), la nueva directora de la organización.
Ahora que ambos no tienen empleo, Lucy trata de lidiar con su nuevo papel de madre de las niñas y Gru termina discutiendo con los minions, que lo abandonan, porque se niega a volver a convertirse en villano.
Cuando parece que todo va cuesta abajo, se entera de que tiene un hermano gemelo llamado Dru que fue criado por su padre. Gru se dispone entonces a conocer a su excéntrico, extrovertido y multimillonario hermano quien lo pondrá en la difícil situación de decidir si está listo para continuar la tradición familiar de dedicarse al crimen -su padre era un villano muy famoso- y unirse a él para llevar a cabo un último golpe. Aunque ha dejado esa vida atrás, ¿volverá Gru a convertirse en un villano?
Engorrosa, sobrecargada, con falta de ideas nuevas, de todo esto y varias cosas más sufre esta tercera parte de la saga. Es que, como dijimos al principio, a medida que van sacando secuelas se van agregando personajes, que se van sumando al próximo largometraje y así sucesivamente.
Cinco Paul y Ken Daurio, el equipo de guionistas de todos los films, se ven en el problema de tratar de darle algo de letra y relevancia a la gran cantidad de personajes que tienen, y no logran llegar a buen puerto con tan titánica tarea (incluso hay algunos que hasta los borran de un plumazo o aparecen un par de minutos). Para colmo de males, los minions, que siguen funcionando como en la primera película, no aparecen tanto. Tal vez especulando de no sobrecargar al espectador, ya que se viene Minions 2 en 2020.
“Mi Villano Favorito 3 “también se suma a la ya a esta altura agotadora tendencia de muchísimos largometrajes de hacer referencias a la década del ochenta. Es hora de soltar y seguir adelante, muchachos.
Para que se entienda lo de la saturación, hasta el propio Steve Carell confirmó que ésta era su última película. Y, sí, es que se agotó muy rápidamente algo que, pensando las cosas bien y con criterio, podría haber funcionado durante mucho más tiempo y haber dado más jugo. Los chicos, por supuesto, la van a pasar de maravillas porque “minions”, sinceramente.
Va siendo hora de buscarse un nuevo villano favorito porque éste, después de este film, merece estar a la sombra por unos cuantos años. Y sin libertad condicional, eh.