iendo esta la tercera entrega de esta saga, o cuarta si contamos el spin-off Minions (2015), nadie podrá argumentar que entró a la sala (o puso play) sin saber lo que podía esperar. Desde ese punto de vista, esta película está casi a la altura de las dos primeras. Está bien lograda y obligó a los escritores a esforzar el ingenio, dejando sobre el final incluso el terreno abierto para una cuarta entrega.
Convenido que los minions son adorables - aunque no suficientes para sostener una película - su participación en esta historia es mucho más secundaria, pero siempre están presentes para incorporar gags en forma periódica para hacer reír a la audiencia. Tanto Gru (el personaje principal) como los espectadores, nos encontramos ahora con la noticia de que tiene un hermano mellizo, millonario y de cabellera envidiable (sobre todo para él, que es pelado), y que lo quiere conocer ahora que el padre de ambos ha muerto. Su verdadera intención es que Gru le enseñe a ser un Villano, hecho que se revela ya en el trailer.
El antagonista sin embargo no es él, sino un extraño personaje que se quedó mentalmente en la década del 80 y quiere vengarse de Hollywood por cancelar su programa donde precisamente él era el malvado. El humor que proporciona este personaje podrá ser mejor entendido por quienes tengan cierta edad, o al menos conozcan muy bien la moda y cultura de los 80 en general, pero no por esto deja de ser una película completamente disfrutable para chicos.
Si el público tiene además la suerte de poder elegir la versión subtitulada, se encontrará con la voz de Steve Carrell haciendo tanto de Gru como de su hermano Dru, y es sin duda algo que suma.