El cine coreano, nos vuelve a sorprender con una intrincada trama que habrá que esperar hasta el final de la película para terminar de descifrar. En La villana, el director Jung Byung-gil (Confesiones de un asesino) quién inició su formación como doble de riesgo, ofrece un espectáculo que remite inevitablemente a Kill Bill (2003-2004) y también a Oldboy (2003). Así, la película dejará satisfecho a todo aquel que disfrute el cine de acción y las historias de venganza. La escena de apertura, por sí sola, alcanza para sentir que valió la pena pagar la entrada. A diferencia del resto de la obra, que está contada de manera más convencional, esta primera escena se muestra en primera persona es decir, desde los ojos de la protagonista cuando ella entra a un edificio, eliminando a cada enemigo que se le pone delante (y son muchos). Podemos decir, sin temor a arruinar el misterio, que si bien sale de ese edificio victoriosa, es atrapada por fuerzas del gobierno que le ofrecen llevar una vida como agente secreto a cambio de no ir presa. A partir de ese punto se empiezan a suscitar una serie de flashbacks que permiten recomponer el rompecabezas de la historia de su vida hasta ese momento y luego descubrir con ella quién es quién en esta trama. La actriz protagónica, Kim Ok-vin, en su rol de vengadora realiza un trabajo excelente. Las notas de producción dicen que de 70 días de rodaje, 63 fueron dedicados exclusivamente a su trabajo, haciendo intensas escenas de lucha y coreografías con múltiples armas y oponentes. Se nota. Las escenas de acción se suceden así una tras otra hasta el final, y por momentos culminan en confusión: a quien no esté acostumbrado a ver cine asiático de este tipo posiblemente le resultará difícil en algunos pasajes seguir el hilo, o al menos ello demandará mucha atención. Pero La Villana, al fin y al cabo, es un film de género y como tal se disfruta de principio a fin.
Vincent Van Gogh murió el 29 de julio de 1890. 30 horas antes, recibió un impacto de bala que quedó alojada en su abdomen. Loving Vincent parte de esa premisa, y aunque la historia oficial cuenta que el autor del disparo fue él mismo, el enfoque que eligen aquí los directores lo pone en cuestión. Con un tono fantástico, apoyado por un aspecto visual formidable, Loving Vincent pone en el centro del relato al mismo pintor, que un año después de su muerte, el protagonista de la película decide investigar el hecho. La trama adquiere así un tinte policial, casi detectivesco, en donde la historia atrapa y está bien contada, pero claramente lo más llamativo es aquí el aspecto visual. Lo curioso del film de Dorota Kobiela y Hugh Welchman que está todo compuesto en base a pinturas con diversas técnicas, siempre con el objetivo de emular el estilo postimpresionista de Van Gogh. Para la realización del film fueron confeccionados 65.000 cuadros pintados a mano por más de dos cientos artistas, y ese sólo hecho es algo que vale mucho la pena ver.
Los trailers de Valerian venían proyectándose antes de cada película durante los últimos tres meses, por lo menos. Tanta publicidad, además de ser un gasto enorme en marketing, resulta algo bastante inusual para una película de este tipo -por no decir sospechoso- ya que a pesar de su gigantesco presupuesto, puede encuadrarse dentro de lo que se considera cine independiente, al no contar con ningún estudio grande (“major”) detrás. La razón fue la necesidad de recaudar, porque el fracaso estrepitoso en EEUU (39 millones de ingresos contra 177 de presupuesto), hace que dependa fuertemente de su recaudación en el extranjero. Lo curioso, más allá de los bombos y platillos con los que se anunció el film, es que el trailer es también engañoso y da una visión incorrecta de lo que es la película: parece mala. Así de simple. Veamos: Los protagonistas -de aspecto juvenil, casi adolescente-, el brillo encandilador y la apariencia en general del mundo de fantasía que muestra el avance, dan una clara idea de que la película está dirigida a adolescentes y niños, y en particular al target femenino del mismo. Esa idea no es necesariamente errada, pero tampoco le hace justicia. Por otra parte, y lo más grave de todo, la venta de la película no dice nada sobre la historia y de hecho lo poco que dice hace que parezca aburrida, intrascendente o sencillamente carente de contenido. Afortunadamente, la verdad es otra. La película no es muy buena, está lejos de serlo, pero sí tiene una historia entretenida para contar y sabe cómo hacerlo. Los diálogos son coherentes respecto al género, los actores no son malos, y la película en general divierte. Valerian es un universo de ficción bien construido, con algunos elementos novedosos y bien mostrados. Está basada en un comic aclamado y la historia cierra. No deja baches, ni es lineal y predecible…. salvo por algún que otro cliché, que no molesta tanto (spoiler alert: la chica y el chico se terminan besando). Aquellos que disfruten del género, o de películas como Star Wars o Guardianes de la Galaxia (Guardians of the Galaxy), podrán apreciarla. Y como el trailer baja mucho las expectativas, los que vayan a verla seguramente no saldrán decepcionados.
iendo esta la tercera entrega de esta saga, o cuarta si contamos el spin-off Minions (2015), nadie podrá argumentar que entró a la sala (o puso play) sin saber lo que podía esperar. Desde ese punto de vista, esta película está casi a la altura de las dos primeras. Está bien lograda y obligó a los escritores a esforzar el ingenio, dejando sobre el final incluso el terreno abierto para una cuarta entrega. Convenido que los minions son adorables - aunque no suficientes para sostener una película - su participación en esta historia es mucho más secundaria, pero siempre están presentes para incorporar gags en forma periódica para hacer reír a la audiencia. Tanto Gru (el personaje principal) como los espectadores, nos encontramos ahora con la noticia de que tiene un hermano mellizo, millonario y de cabellera envidiable (sobre todo para él, que es pelado), y que lo quiere conocer ahora que el padre de ambos ha muerto. Su verdadera intención es que Gru le enseñe a ser un Villano, hecho que se revela ya en el trailer. El antagonista sin embargo no es él, sino un extraño personaje que se quedó mentalmente en la década del 80 y quiere vengarse de Hollywood por cancelar su programa donde precisamente él era el malvado. El humor que proporciona este personaje podrá ser mejor entendido por quienes tengan cierta edad, o al menos conozcan muy bien la moda y cultura de los 80 en general, pero no por esto deja de ser una película completamente disfrutable para chicos. Si el público tiene además la suerte de poder elegir la versión subtitulada, se encontrará con la voz de Steve Carrell haciendo tanto de Gru como de su hermano Dru, y es sin duda algo que suma.
En un mundo post-apocalíptico, del que poco sabemos, una pareja y su hijo adolescente están refugiados en una cabaña en el bosque. Al parecer ha habido alguna suerte de virus que mata a personas y animales en cuestión de horas o días. El agua misma contiene el virus, por lo que debe filtrarse. El simple contacto con una persona infectada es suficiente para sellar una condena a muerte a quien lo haga. Para agregar algo de misterio, el hijo parece tener unas visiones o premoniciones que no sabemos a qué se deben ni qué significan. Hasta acá, todo bien. La premisa es buena. Si tan solo estuviera acompañada de un desarrollo mínimamente interesante, donde se revelara algo nuevo, algo inesperado o algo que al menos sostenga la trama… pero no es el caso de esta película. Ninguno de los misterios planteados se resuelve, las motivaciones de los personajes son confusas y la historia es completamente intrascendente, más allá de que logra sostener la expectativa casi hasta el final, dejando un gusto amargo cuando las luces de la sala se encienden. Dirigida por Trey Edward Shults, un joven que apenas está empezando como director, It comes at night cuenta con el protagonismo del destacable Joel Edgerton, quien realiza una labor excelente. Los detalles técnicos también son buenos y esto agrava la sensación de haber desperdiciado una buena oportunidad para contar una historia que valiera la pena. Por último, hay que decir, que si bien está catalogada en el género de terror, éste no llega en ningún momento.
“¿Por qué estoy viendo esto?” y “¿Se supone que esto es gracioso?”, son 2 de las muchas preguntas que se hará el espectador a lo largo de las casi dos horas* más largas de su vida. No obstante esta película tiene dos grandes virtudes. La primera es que los actores y actrices hacen uso y abuso de sus marcados dotes físicos. La segunda es que esta película es capaz de hacer que cualquier otra película mediocre parezca excelente en comparación. Los chistes que Baywatch arroja sobre el espectador, como quien echa estiércol con una pala en una huerta, pertenecen a otra década, y ya de por sí en aquél momento eran malos. Así, las referencias sexuales sin la menor sutileza causan más incomodidad que risa. Las frases moralizadoras de Mitch (Dwayne Johnson) personaje principal, además de ridículas son trilladas y causan una cierta incredulidad en el espectador, que seguramente pensará “no puedo creer que haya dicho eso”. Aún así, y para evitar spoilers, por si algún lector masoquista** quiere verla igual, se omiten detalles que ejemplifican la creatividad y buen gusto que de ninguna manera tiene esta película. De todos modos, no hay demasiado argumento sino más bien alguna que otra excusa para que la escatología avance. *Salvo que, entendiblemente, se retire antes de la sala. **También aplica a gente que le cause mucha gracia ver a alguien vomitando, o que se ria mucho mucho cuando escucha la palabra “dick”, cuya traducción sería algo así como “pito”.
***ALERTA DE SPOILERS: SI PESE A TODO LO QUE SE VIENE LEYENDO ACERCA DE LO MALA QUE ES ESTA PELÍCULA, SEGUÍS CON GANAS DE VERLA EN CINE, CONVIENE ENTONCES QUE DEJES DE LEER A PARTIR DE ÉSTE PUNTO*** 5) Dr. Jekyll and Mr. Hyde. Universal ha creado una nueva franquicia, al estilo Marvel, a la que ha denominado "Dark Universe". En ella pretende dar vida a los monstruos que fueron éxito hace poco menos de un siglo. La primera entrega de la serie, resultó ser éste despropósito. Y por lo visto Dr. Jekyll será el hilo conductor de la organización que pretende acabar con el mal en la tierra. Bien. Aún dejando de lado que Robert Louis Stevenson debe estar revolcándose en su tumba, esto es lisa y llanamente estúpido. ¿Por qué poner al mando de una organización que pretende acabar con el mal, a una persona que debe inyectarse cada 10 minutos una droga, de una manera innecesariamente complicada para no volverse él mismo un monstruo maligno? ¿Por qué no simplemente delegarle la tarea a otro? ¿ O al menos implementar un método más fácil para consumir la droga? Tecnología evidentemente no falta. 4) Romance forzado El romance entre Nick y Jenny es forzado y poco creíble, y la película misma depende en gran medida del mismo. Es la razón por la que él descubre que puede caer desde miles de metros, en un avión en llamas y sobrevivir sin un rasguño, y también la razón por la que él decide morir para revivirla a ella, entre otras cosas. 3)La daga... Veamos... La princesa-momia le quiere clavar la daga en el corazón a Nick, con la intención de matarlo y que así Seth encarne en él. Pero él usa sus habilidades de ladrón para robársela. Entonces le dice que se la va a clavar él mismo. Ella le pide que no (¿por qué?) pero en vez de usar el control mental, o usar su velocidad y fuerza infinita para sacársela, lo mira como si nada. Él luego se clava la daga, y el resultado es exactamente el mismo que si lo hubiera hecho ella. ¿Entonces? ¿Para qué tanta vuelta? 2) Homenaje al Batman de los 60. "¡Te vamos a matar!! Pero de una forma increíblemente ineficiente, cara, rebuscada y lenta, para que tengas tiempo de huir." Parece que fuera lo que decidió el Dr. Jekyll como destino para la princesa malvada. Sin embargo, no termina ahí. Se ve que la princesa es bien agradecida, y en vez de usar sus poderes descomunales, como cuando hace caer un avión en el lugar exacto que quería, o para reventar una ciudad completa, de repente se pone delicada, y decide caminar tranquilamente hacia su presa y enviar a un grupo de zombies, que se pulverizan al primer golpe. ¡BAM! ¡KAPOW! ¡SOCK! 1) La historia no cierra La momia es una mujer a la que casualmente los poquitos arapos que todavía la envuelven le cubren sus partes intimas, dejando ver todo el resto. Su misión es conseguir a un hombre para que Seth pueda venir al mundo en un cuerpo humano. ¿Cuál era la gracia de hacer que la momia fuera mujer, si su único propósito era perseguir a un hombre durante toda la película? ¿Por qué Seth no encarnó en ella y listo? O en todo caso, ¿por qué no hizo el mismo pacto con un hombre y se ahorraba esta complicación?. "Yo seré tu reina" le dice... Que sepamos, ni Cleopatra necesitó de un hombre para poder reinar el antiguo Egipto, ni este argumento es demasiado políticamente correcto en el siglo XXI.
Piratas del Caribe V es la película que vino a hacerle justicia a la saga. Después del exitoso bodrio de la cuarta entrega de la serie que fue “Navegando aguas misteriosas” (2007, llamada en su título original “On stranger tides”), Disney finalmente se reivindica trayéndonos una aventura que sí está a la altura de lo que fue la primera. La música, omnipresente y fácilmente identificable, entra dentro de ese selecto grupo de películas cuya banda sonora original perdurará en las mentes del público, posiblemente junto con las de Star Wars, Back to the Future, E.T., Jurassic Park, Indiana Jones, The Godfather y Mission Impossible. De la parte visual, todo lo que se pueda decir es poco en comparación al enorme logro alcanzado por los realizadores. Realmente es una maravilla de la animación y la integración entre actores y CGI. Verla en 3D, adicionalmente, aporta mucho a la experiencia cinematográfica. El guión, si bien simple y claramente apuntado a captar públicos de todas las edades, encaja perfecto dentro de la historia de los previos capítulos y pone las cosas en su lugar, con la vuelta de Orlando Bloom y otros personajes, con una participación menor y algunos cameos, respectivamente. Los chistes obvios, que los hay, conviene que ser indulgente y dejarlos pasar: como se explica anteriormente, Piratas... está dirigida a captar el mayor abanico de gente posible. El Capitán Jack Sparrow (en esta película aprendemos que no es su apellido sino su apodo), encarnado como no podía ser de otra forma por Johnny Depp, conserva su encanto aunque debemos decir que en esta oportunidad está decididamente del lado de los buenos, perdiendo la ambigüedad que lo hacía tan interesante en sus comienzos. En síntesis, Piratas del Caribe V es una película sumamente disfrutable, que vale la pena ver en cine por sus enormes méritos visuales y entretenimiento.
Los amantes de la comida chatarra (que no serán pocos) disfrutarán enormemente de este film. Los detractores de la misma, posiblemente, también, ya que sin ser un golpe al estilo Supersize Me, Hambre de Poder (The Founder) revela algunos aspectos oscuros del creador de McDonalds, Ray Croc. El director John Lee Hancock -quien había dirigido la magistral Saving Mr. Banks (2013), contando la historia de Walt Disney y cómo llegó a su adaptación de Mary Poppins- esta vez trae a la pantalla grande la historia de cómo Ray A. Kroc se hizo con la marca de un pequeño restaurante de San Bernadino, California, y lo convirtió en la descomunal corporación que hoy todos conocemos. Ray Kroc (Michael Keaton), es un vendedor de poco éxito que casi por azar se encuentra con un restaurante novedoso, con un método de cocina y atención revolucionarios. Este restaurante, McDonald's, es atendido por sus dueños Dick McDonald, personificado por el siempre genial Nick Offerman, y Mack McDonald (John Carroll Lynch), quienes han desarrollado lo que hoy llamamos Fast Food, inspirados en un puesto de salchichas durante la crisis del 29. La película tiene un buen ritmo, buenas actuaciones y desde lo narrativo está indudablemente bien contada: no cae en escenas innecesarias ni tampoco deja partes de la historia que se propone contar con algún cabo suelto o misterio por omisión. Es, en resumen, una película en esencia fast food que, como el tema que toca, no será una maravilla pero deja un sabor amable y pasatista.
El director Jordan Vogt-Roberts, quien apenas contaba en su filmografía con un título cinematográfico (The Kings Of Summer, 2013) es el encargado de traer una vez más a la pantalla grande al querible aunque destructivo Kong. Este gorila gigante, al igual que en otras encarnaciones, es el “rey” de la isla donde vive y donde toma el nombre la película: Isla de la calavera. En esta ocasión, un grupo de solados de Vietnam a punto de ser mandados a casa al finalizar la guerra, es enviado a explorar la isla con un grupo de pseudo-científicos, una fotógrafa anti guerra y un … loco suelto, cuya finalidad no queda clara. Pero sin dudas, es el héroe de la película. El film es por demás entretenido, sin dejar caer la tensión en ningún momento. Los efectos para las salas 3D, para aquellos espectadores que sepan apreciarlo, son espectaculares, dado la espacialidad tridimensional de la acción que se desarrolla. Visualmente Kong... es impecable, los detalles de las animaciones, su gestualidad, sombras y demás, no tienen puntos débiles. Lo mismo sucede con el sonido. En cuanto a la historia en sí, es una mera excusa para mostrar la potencia del aspecto visual. Las motivaciones de los personajes son poco creíbles -cuando no ridículas. Los diálogos son pésimos, tan malos que casi vale la pena verlos para reírse de ellos. Aún así, entretiene, y funciona como grato pasatiempo, pese a sus limitaciones narrativas.