Doble de cuerpo
¿Una franquicia exitosa es aquella que lanza más productos periféricos o aquella que posibilita la creación de un universo plagado de películas y spin offs? Sin dudarlo cuando la respuesta es doble estamos ante la presencia de una posibilidad creativa y narrativa en la que las opciones se expanden ilimitadamente.
Mi villano favorito 3 (Despicable Me 3, 2017) tiene todos los condimentos necesarios para arrasar con la taquilla durante el receso estival: villanos, héroes, anti héroes, música, mucha música, minions y más minions.
Todo comienza cuando Gru es expulsado de la LAV, la liga antivillanos de la que forma parte hace tiempo, o en realidad hace poco tiempo, en el momento en el que decidió salir del lado oscuro para transformarse en un ciudadano amoroso, padre de familia y un paladín de la justicia. En el medio de su situación laboral complicada, se desayuna con la noticia de tener un hermano gemelo, algo que su madre, la excéntrica y sexualmente activa anciana (que hace pequeñas, pero contundentes, participaciones en la saga), le escondió deliberadamente. Decidido a conocerlo se embarca hacia latitudes extrañas para conocerlo, más cuando se entera que su hermano, Dru, posee una vida llena de lujos y excentricidades, basada en la producción y cuidado de cerdos.
Pero en ese viaje que inicia junto con su mujer y las tres niñas a cargo, los minions, el ejército de secuaces que lo ha acompañado, se rebela al considerar que estar del lado de los buenos no les agrega sentido ni acción a sus vidas. Así, sin los pequeños seres amarillos, conoce a Dru, un calco de su figura (excepto por una cuidada melena rubia), con el que no sólo empatizar instantáneamente, sino que comienza a dudar de su acercamiento al bien, al ser constantemente interpelado por el gemelo para volver a la villanía.
Los directores Pierre Coffin y Kyle Balda alternan la narración entre el emotivo reencuentro familiar, las particularidades de la convivencia con Dru y las niñas, y el desarrollo de la trama principal de espionaje, en la que Bratt querrá robar un valioso diamante, y Gru y su hermano tratan de impedirlo. La progresión de la historia se mantiene, además de la alternancia, por la incorporación, hábil, de temas musicales claves del POP de los años ochenta, que posibilitan escenas más lúdicas, necesarias para relajar la tensión de los conflictos y también unificar la multiplicidad de líneas discursivas que en esta oportunidad Mi villano favorito 3 contiene.
Los minions están, pero en un plano secundario, dejando a Gru y su búsqueda de identidad el protagonismo, algo que tal vez resienta un poco la comicidad que siempre han desplegado en estas películas los pequeños seres amarillos, pero, claro está, al ser estrellas ya en sí mismo (con una entrega de sus aventuras y otra por venir) no relegan su relevancia en el universo de la animación actual.