Malo, pero no tanto.
Un film divertido e ingenioso en el que el protagonista es, como rara veces ocurre, un villano. El malvado Gru quiere robar la luna, algo que desea lograr desde que era pequeño. Para ello necesita un arma muy poderosa que empequeñece objetos; pero esta está en manos de Vector, su enemigo de siempre. Así, espiando al otro malo del film, descubre a tres niñas huérfanas que venden galletas en el bunker en el que necesita entrar. Entonces intentará tener a las niñas para llegar a su arma a través de ellas.
Gru es hijo de una madre exigente a la que nada de lo que él hace parece satisfacer. Desde pequeño trata de impresionarla, pero sin embargo ella se encarga de hacerlo sentir fracasado y con muy poca autoestima. Detrás del personaje de villano se esconde un adulto inmaduro, que disfruta de sus maldades como un niño de sus picardías. La madre está caracterizada por un personaje caricaturesco, que demuestra signos de educación aunque con mal carácter y ambición. Se entromete en la casa –y en la propia vida- del hijo, como si éste no hubiera crecido todavía.
A partir de la irrupción de Margo, Edith y Agnes –las tres huérfanas que adopta Gru- en la vida del protagonista, el personaje va evolucionando y madurando. Aparecen en él signos de cariño y necesidad de protección, y se asoma de a poco a una paternidad que irá descubriendo a costa de sacrificios y de las demostraciones que las mismas niñas le harán. De ser un malo común, Gru se va convirtiendo de a poco en un personaje interesante, querible; diferente del corriente de los villanos.
La casa de Gru es una extensión de su personalidad; por fuera se ve oscura, abandonada, rodeada de pasto seco en un barrio de jardines impecables. Por dentro esconde muchos secretos; entre armas e inventos (desarrollados por el Dr. Nefario, un científico loco que trabaja con él) viven también seres amarillos pequeños, que son a la vez ayudantes y conejillos de indias de Gru y Nefario. Allí las niñas deberán luchar por encontrar un hogar. La casa de Vector, en cambio, es sofisticada y futurística; controlada electrónicamente parece una fortaleza imposible de violar. La profundidad con que cada imagen está lograda, sumado al tratamiento en 3D, amplía el sentido que cada ambiente tiene.
La música que acompaña tanto las aventuras como los momentos más sensibles del film, no solamente agrega ritmo a las escenas, sino que las refuerza haciéndolas más divertidas, vertiginosas, o más nostálgicas según cada necesidad.
Si bien Mi Villano Favorito es un film de villanos, hay en él muchos momentos de humor y de ternura. Divertido, no faltan las escenas en donde el vértigo y el suspenso están presentes.