Más corazón que odio
Gru, el despreciable y a la vez querible malvado al que el gran Steve Carell le ha creado una voz que parece una mezcla entre un mafioso ruso y el Siegfried de Kaos de la serie El Súper Agente 86, es el gran protagonista y el mayor hallazgo de Mi villano favorito, la lograda primera incursión de varios ex ejecutivos y artistas de Fox en el lucrativo mundo de la animación digital para la compañía Illumination Entertainment y el estudio Universal Pictures.
Si bien no alcanza el nivel de guión ni la excelencia visual de las cimas artísticas de Pixar, Mi villano favorito es mucho más que las ya demasiado mecánicas, agotadas sagas de La Era de Hielo (Fox) o Shrek (DreamWorks).
Con un distinguido touch europeo (la idea original es de un español y la animación, pletórica de detalles y colores, fue realizada en Francia), Mi villano favorito apuesta por la incorrección política y por el delirio: un antihéroe dominado por los traumas que le ha generado su madre y por los celos hacia otro malvado más joven que ha conseguido mayores proezas que él se juega todo para dar el gran golpe (robarse… ¡la Luna!), pero al mismo tiempo termina adoptando a tres encantadoras huerfanitas que le ablandarán el corazón.
No sé si en la Argentina la película se podrá ver en versión original subtitulada (sería un pena que se pierdan el unipersonal de Carell y deban soportar un doblaje molesto) y recomiendo apreciarla en salas 3D porque los efectos, esta vez sí, fueron concebidos en función de las múltiples posibilidades de dicho formato. En este sentido, no se pierdan la secuencia de títulos finales. Yo sé lo que les digo.