Maléfico pero tierno
Sin llegar a los niveles de calidad y contenido de Pixar pero muy cerca de los cánones de los últimos productos de la factoría Dreamworks, Mi villano favorito, primer proyecto de animación digital de la Universal Studios junto a Ilumination Enterteinment, cumple con los requisitos mínimos para ser considerado un buen producto.
En primer lugar tener como protagonista a un villano, mezcla entre El Pingüino y Gargamel (el malo de la serie los pitufos), supone algo diferente frente al panorama de personajes cooptado por animales o héroes que últimamente saturaron la pantalla de la animación. Ese es el caso de Gru (voz de Steve Carell), quien se unió a las fuerzas del mal por resentimiento hacia su madre (voz de Julie Andrews) que nunca lo tuvo presente desde su más temprana infancia.
Sin embargo, Gru planifica dar su gran golpe a fin de llamar la atención no sólo de su indiferente madre sino del mundo entero para convertirse en el villano número uno. Ese puesto se lo ha quitado otro despiadado más joven que se hace llamar Vector (voz de Jason Segel) y que acaba de robarse nada menos que la pirámide de Giza. La única debilidad de Vector son las galletitas que un grupo de niños huérfanos venden para poder mantenerse en un orfanato hasta que algún alma caritativa los adopte. Ese es el nexo que los unirá más adelante con su nuevo adoptante Gru, cuyas intenciones están lejos de la caridad y muy cerca de su propio beneficio al utilizarlos en un futuro como anzuelo para llegar a la guarida de Vector y así robarle un arma que le permite miniaturizar las cosas, como por ejemplo la luna.
En una trama sencilla que se va contagiando de la empatía por el protagonista y que dosifica el humor con la reivindicación de los valores más esenciales como la solidaridad, el compañerismo, la familia, etc, los directores Pierre Coffin, Chris Renaud y Sergio Pablos demuestran habilidad a la hora de aplicar fórmulas y axiomas que nunca fallan. Por ejemplo la entrega de una interesante galería de buenos personajes secundarios, entre los que se destacan la mascota de Gru y sus colaboradores -parecidos a un desodorante con ojos- que se llevan las mejores escenas sin dudas.
Otro punto favorable de este film lo constituye la elección del casting encabezado por el gran Steve Carell, que compone a un tierno villano con acento europeo parecido al de Gene Wilder en El joven Frankestein, o al Sigfrido del Superagente 86. Podría decirse que el Gru de Carell junto al Igor de Cusack (otra animación que juega con los mismos códigos que Mi villano...) pasan a encabezar el top de la lista de mejores personajes originales entregados por la animación digital de los últimos años.
Mi villano favorito gratificará a niños y acompañantes por partes iguales por su buena variedad de personajes, humor, guiños cinéfilos, atmósferas burtonianas y demás elementos en un panorama de la animación en que el ogro verde de Dreamworks abandonó el trono hace tiempo y cayó en desgracia, mientras que el imperio Pixar seguirá sorprendiendo y demostrando su liderazgo por varios años más. Por eso Universal Studios a partir de ahora puede entrar en la carrera.