Tanta realidad a veces angustia
Margherita (hondo y sensible trabajo de la bella Margherita Buy) no sabe qué hacer con su vida. Es directora de cine y el rodaje de su nuevo film está lleno de sobresaltos; se ha separado de su pareja, tiene a su madre gravemente enferma y le falta amor y calma a una existencia triste y desbordada. Siente que la vida le pone cada día más cargas.
Los personajes de Moretti, tan humanos y tan vulnerables, tan sacudidos por el dolor de las pérdidas, andan siempre solos en medio de un escenario que no los rechaza pero tampoco los abriga. Ficción y realidad se juntan y Margherite, en busca de una tregua, se refugia en la imaginación. Va y vuelve del estudio al Hospital, pasa de los sueños a las pesadillas, proyecta, evoca, reconstruye. Pero la vida no la suelta. “Devuélvanme la realidad” dice en una escena ese actor norteamericano, demasiado conflictivo, narcisista y desmemoriado. Curiosamente Margherite parece necesitar justamente lo contrario: que le saquen un poco de realidad a su vida, que hagan un corte, como en su film, y que los huecos que dejan los que se están yendo no sean tan hondos.
Interesante creación de un Moretti más clásico en su factura. Hay ideas, buenas actuaciones, toques de humor y el respeto y el pudor de siempre para retratar los momentos trágicos que enfrentan sus personajes. No está a la altura de sus grandes títulos (“Caro diario”, “Aprile”). Pero más allá de algunos leves reparos, se trata de otra obra valiosa de un artista sensible, inteligente y decente.