La búsqueda de la justicia en la Francia del siglo XVI
Michael Kohlhaas es un próspero comerciante de caballos que, víctima de un abuso por parte de un noble poderoso y frente a la corrupción de la corte real de justicia, decide rebelarse para conseguir lo que la corte no le quiso otorgar: reparación.
Michael Kohlhaas es la adaptación de la novela homónima que Heinrich von Kleist escribió en 1808 y que el cineasta francés Antoine Des Pallières eligió transponer en las Cevenas del Siglo XVI, una región de mesetas rocosas.
En verdad, Michael Kohlhaas es Mads Mikkelsen, aquel actor danés descubierto en Pusher -la primera película de Nicolas Winding Refn, el autor de Drive-, idóneo para ese papel de hombre áspero con su rostro duro y su acento rugoso.
De dureza trata precisamente esta película, de la de un hombre inflexible e implacable en su búsqueda de la justicia, rozando el fanatismo; de la de un Estado real construyéndose, intentando afirmar su poder; y de la de la naturaleza, muy presente en la vida de esa época. Trata también de la justicia y de la violencia, sopesando la legitimidad de la justicia privada, por mano propia, cuando un Estado, todavía débil en algunas partes del territorio que pretende controlar, no la puede ejercer plenamente. En ese sentido, el encuentro de Michael Kohlhaas, protestante oriundo del norte de Europa, con Martín Lutero es esencial. Ahí se cuestiona la legitimidad de ese hombre que se erige en juez y, para aquel pastor, pretende ocupar el lugar de Dios. Pero ahí también se muestra la colusión ya presente entre la Iglesia y un Estado incipiente que intenta establecerse como detentor del monopolio de la violencia legítima.
La puesta en escena de Arnaud de Pallières es acorde, dando a la palabra el peso que merece, acomodando sus planos como cuadros, esculpiendo la luz, y manejando como un gran maestro los estallidos de violencia, magnificados, que quedan afuera, al margen, o adentro de la imagen.
Película mineral, Michael Kohlhaas nos habla de ese mundo donde, frente a una sociedad corrupta y un Estado débil, un individuo no ve otra opción que rebelarse para conseguir justicia. De Francia en el Siglo XVI se trata. ¿Habían pensado en otro país y otro tiempo?