Hoy nos compete hablar de otro de los estrenos de esta semana, Midsommar: El terror no espera la noche, la nueva película de Ari Astier el aclamado director de El Legado del Diablo. Midsommar sigue la historia de Dani, una joven con graves problemas familiares y una relación de pareja en pleno ocaso. Ella sigue a su novio y sus amigos en un viaje a Suecia para presenciar una festividad pagana que poco a poco se va volviendo siniestra.
Lamentablemente debemos decir que Midsommar: El terror no espera la noche es una película mediocre, que se queda a mitad de camino y que sin embargo es recomendable de ver. Empecemos con los puntos positivos del film. Sin lugar a dudas, el apartado técnico es lo mejor de Midsommar, Ari Astier es un director que tiene sello propio, y seguramente sea encasillado como creador de cine de autor. La fotografía, el manejo de la cámara, el sonido, es una experiencia maravillosa. Midsommar es una película visualmente hipnotica; los planos, las luces, el manejo de interiores y de exteriores, en fin, toda la puesta en escena es excelente. Este es el punto más fuerte de Midsommar: El terror no espera la noche, y es ante todo el punto por el cual es una película linda de ver, incluso en sus escenas más brutales. El otro punto a favor son las actuaciones, donde Florence Pugh se pone la película al hombro y nos encantó. Ella logra con su interpretación meternos en la piel de Dani, llevándonos a comprenderla y también a sufrir con lo que va aconteciendo. Jack Reynor la acompaña bien y Will Poulter tiene un personaje que dota a la cinta de humor, aunque para hacer honor a la verdad, eso no suma. El resto de los personajes suecos son sencillamente carismáticos.
Midsommar: El terror no espera la noche, tiene dos problemas graves: la historia y el tiempo. Y, justamente, estos son dos problemas se retroalimentan. La historia de la película es simple, pero busca complejizarse y eso se nota forzado. Las subtramas de la cinta no aportan nada y si se las saca el film funcionaría mejor, pero parecen que están ahí para estirar la duración. Groso error porque el otro problema es que sus dos horas y media se sienten pesadísimas, si Midsommar hubiera durado noventa minutos probablemente el resultado final hubiera sido muchísimo mejor. Por otro lado, otras cosas no ayudan, intentan venden la cinta como si fuera de terror cuando no lo es, Midsommar: El terror no espera la noche es un drama con algo de horror. No se nota que la intención de la película fuera asustarnos en ningún momento, tal vez impresionarnos con algunas de las escenas sangrientas, pero eso es opacado por la naturalidad con la que lo viven ciertos personajes. Esto rompe con las expectativas del espectador que va en busca del género de terror. Lo otro que molesta es la carga de simbolismos, porque son tantos que distraen. Por eso, tal vez, Ari Astier te quiera obligar a ver la película por segunda vez, pero lamentablemente no dan ganas de hacerlo ya que ni siquiera el final es sorprendente.
En fin, Midsommar: El terror no espera la noche, es una película filmada de una manera extraordinaria y sin embargo nos defraudó. No es una cinta de terror y su historia tampoco es original, pero también peca de un exceso de duración. A sabiendas de esto queda en tu criterio verla en el cine o en tu casa, ya que una vez más llegan los estrenos al país con mucho retraso.