Midway: Ataque en altamar

Crítica de Henry Drae - Fancinema

MOJADAS DE OREJA EN EL PACÍFICO

Cuando leí que se estaba haciendo una nueva versión de la batalla de Midway me pregunté por qué dejaron pasar tanto tiempo desde que se usara el evento bélico que diera pie a otro blockbuster multiestelar en 1976, con Charlton Heston, Henry Fonda, James Coburn y Toshiro Mifune, entre otros. Película que, sin ser una maravilla y atendiendo el contexto, me alucinó desde la pantalla de mi TV blanco y negro en sábados de súper acción a muy temprana edad. Luego recordé aquella soporífera versión de la historia más cercana que fue Pearl Harbor de Michael Bay y entendí por qué la historia “durmió” unos años más, al menos hasta que la encontrara Roland Emmerich e intentara aggiornar los hechos a una aventura bélica menos solemne pero, al mismo tiempo, más fidedigna en cuanto a la identidad de los personajes, que tienen sustento real más allá de la caracterización a cargo de los actores más de moda en el género de acción.

Midway: ataque en alta mar narra la historia del desenlace del conflicto desatado luego del ataque de la flota japonesa a la base militar de Pearl Harbor y cómo llegan varios de los hombres del ejército norteamericano al combate describiendo su temperamento y habilidades por medio de sus problemas personales. Al mismo tiempo se cuenta el diálogo entre líderes (por Japón y EE.UU.) intentando llevar a buen “puerto” al conflicto aunque se les haga difícil desde lo diplomático y se da una breve mirada sobre el punto de vista japonés, al que se trata respetuosamente lejos de demonizarlo o de mostrarlo como a los villanos despiadados, más allá del patriotismo que el director imprime en la película.

Este tipo de películas suele ser coral, y podría presumirse eso a partir del elenco, cuyos integrantes acostumbran ser por lo general protagonistas de sus propios films (Ed Skrein, Patrick Wilson, Woody Harrelson, Luke Evans, Aaron Eckhart, Dennis Quaid, entre otros), pero la realidad es que la estelaridad pasa por el personaje de Dick Best (Skrein) y su temeridad que al principio es un problema de conducta aunque termina siendo la salvación de muchos. Luego las participaciones del resto se va dosificando como para construir una historia en la que lo único importante es que el espectador empatice como mínimo con cada uno, como para que le duela lo que vaya a sucederles, aunque no necesariamente se trate de un desenlace trágico.

Desde ya que no falta la pirotecnia y los efectos especiales en plena batalla, algunos excelentes, otros bastante notorios en el “truco” digital, pero disfrutables en su construcción y resolución final. Los vuelos de ataque y rasantes desde la cabina no son tan agobiantes ni tan realistas como en Dunkerque de Christopher Nolan, pero tampoco es la intención de Emmerich (El día después de mañana) hacer un alegato hiperrealista, sino una aventura bélica más digna de aquella que veía, como comencé diciendo, en aquellas tardes de sábado de súper acción.

En definitiva, Midway: ataque en el mar no será recordada como un hito en la despareja carrera del director, que lejos quedó de clásicos de sci-fi como Stargate o la discutida pero taquillera Día de la Independencia, pero tampoco merece ser sepultada con críticas desfavorables cuando sólo se trata de una película bélica en la que lo que importa es el ruido de los casquillos, las ametralladoras y las explosiones cubriendo nuestros oídos al tiempo que nos enceguecemos con el fuego en la pantalla, promovido por nuestros actores taquilleros favoritos.