Aquí hay personajes que nos interesan, un cuento que vale la pena y generosidad visual mirada con la –aparente– ingenuidad de la clase B.
Después de un par de películas alemanas no demasiado buenas, Emmerich hizo en los Estados Unidos un par de películas no demasiado buenas, pero al menos taquilleras, entre ellas “Día de la Independencia”. Parece que recién después fue aprendiendo y así logró algunas de las mejores películas de aventuras de los últimos años.
Entre ellas la nada ingenua “2012” y la rara pero divertida “10.000 BC”, o la alocadísima “El ataque”. “Midway”, que narra la crucial batalla de la Guerra del Pacífico, no es tan buena como las que destacamos ni tan mala como “Día...”, pero muestra sobre todo lo que le gustan las escenas de acción masivas al germano. Si el aspecto actoral o dramático es más bien cercano al cotillón, podemos ver que se trata de una elección estética (discutible como cualquier otra) que alcanza para inyectarle drama a la pura abstracción de las bellas escenas de batalla, y no al revés, como supo ser la norma.
En las antípodas de aquel despropósito que fue “Pearl Harbor” en 2001, aquí hay personajes que nos interesan, un cuento que vale la pena y generosidad visual mirada con la –aparente– ingenuidad de la clase B. Y eso, esa falta de pretensión discursiva o de moraleja es la que le otorga su encanto y nos permite disfrutar de la historia. Sí, algo aprendió Emmerich con los años.