Tan cerca y a la vez tan lejos
Miedo profundo (The Shallows, 2016) es un thriller situacional breve, intenso, a veces verosímil, a veces ridículo y dentro de todo bastante efectivo. Como en Gravedad (Gravity, 2013), una mujer es sujeta a un extenuante tour de force orquestado por la Ley de Murphy que la deja al filo de la muerte constantemente.
En el caso de Nancy (Blake Lively), está destinada a batirse a duelo contra un gran tiburón blanco. Esto lo hace en un rompedero secreto en la costa de México, donde ha ido a practicar surf. Camino a la playa todos los nativos rehúsan decirle el nombre del sitio a donde se dirige, como si supieran que eso va a complicar la trama, pero considerando que se encuentra totalmente sola e incomunicada a lo largo de su suplicio uno se pregunta en qué hubiera ayudado saber el nombre del lugar.
Nancy es atacada por el tiburón y queda varada en unos peñascos en el mar: sola, herida, sin promesa de ayuda y con las horas contadas para que suba la marea. Se encuentra a apenas 200 metros de la costa, pero el tiburón merodea por las aguas y Nancy no puede pasar ni medio minuto nadando sin atraerlo. Se las tiene que ir ingeniando minuto a minuto con los recursos que tiene a mano para llegar a tierra firme.
Las comparaciones inmediatas serán con Tiburón (Jaws, 1975), aunque Miedo profundo se parece menos al seminal blockbuster de Steven Spielberg y más a cualquier otro de los thrillers absurdos e hiperactivos que ha dirigido Jaume Collet-Serra (tiene al menos tres con Liam Neeson). Más allá de la presencia del abominable escuálido, el conflicto es relativamente nimio. Tiburón construye conflictos en varios niveles (externo, social, situacional, etc); Miedo profundo hace un vago intento de asociar la lucha de Nancy con una historia personal medio confusa y rebuscada sobre su madre muerta. Cuando al final hace catarsis el momento se siente gratuito e injustificado. Nada de lo que Nancy ha hecho a lo largo de la película se relaciona en forma alguna con su supuesto complejo familiar; nada indica que no podría haber hecho catarsis de alguna otra forma – dejándose atropellar por un auto, quizás, o leyendo un buen libro.
De todas formas Miedo profundo es un buen thriller. El tiburón se hace desear, el peligro es palpable y hay una empatía inmediata hacia alguien que se encuentra tan cerca y a la vez tan lejos de estar sano y salvo. Jaume Collet-Serra ha dirigido peores películas. Tiburón ha tenido peores secuelas.