Vuelve el tema de la paranoia en el agua con una estudiante de medicina que intentará sobrevivir al ataque de un gigantesco tiburón. El juego funciona de la mano del experimentado realizador Jaume Collet-Serra.
Vuelve el tema de la paranoia en el agua con un gigantesco escualo que hace de las suyas en esta película del español -importado por Hollywood- Jaume Collet-Serra. Recordado por La huérfana, Desconocido, Non-Stop: Sin escalas y Una noche para sobrevivir, el realizador instala el terror en el mar a partir del inmortal legado de Tiburón, de Spielberg.
En este caso, y luego de varias criaturas marinas que asomaron a la pantalla grande, la acción se centra en Nancy -Blake Lively, de la serie Gossip Girl y El secreto de Adaline-, una estudiante de medicina que regresa a una playa mexicana paradisíaca y alejada, la misma que alguna vez visitó su madre fallecida.
Miedo profundo juega con la tensión de manera efectiva a partir de una historia que habla de enfrentar los miedos y los dramas familiares. Sin embargo cuando Nancy es atacada por un tiburón queda a merced de una fuerza desconocida y destructora. Aislada sobre un islote de rocas que la separan de la playa y de una boya, deberá ingeniárselas para sobrevivir y encontrar ayuda antes que la marea suba y su única posibilidad de mantenerse en la superficie desaparezca.
Pocos personajes, un escenario natural muy bien registrado por la cámara y olas inmensas para hacer surf sirven de excusa para desarrollar una trama que pone el acento en el suspenso y el impacto que causa la aparición de la criatura del mar.
La película funciona aunque puede defraudar su desenlace, y sabe cómo mantener expectante al público que acompaña el largo sufrimiento de la protagonista. La presencia de una gaviota como único testigo del horror, el uso del celular y, fundamentalmente, el ingenio y la astucia de Nancy, hacen de la propuesta una experiencia envolvente que supera las recientes producciones con tiburones al acecho.