Más retorcido que terrorífico
El director de la taquillera «Rec» intenta volverse buñueliano en este film más retorcido que terrorífico. De hecho, si bien «Mientras duermes» tiene momentos de suspenso, a veces pierde el pulso propio de un thriller para convertirse en una especie de melodrama perverso.
Probablemente no sea del todo convincente en ninguno de estos aspectos, pero hay que reconocer que la historia mantiene el interés quizá no tanto por el ritmo sino por la curiosidad malsana que genera en el espectador, que querrá saber adónde terminarán las elucubraciones del psicópata encarnado por Luis Tosar.
El protagonista es el conserje de un lujoso edificio, y como parte de su trabajo tiene acceso a las llaves de todos los departamentos. Si bien está claro que hace cosas raras en todos lados, su gran obsesión es una chica sexy a la que se propone borrarle la sonrisa con la que lo saluda todas las mañanas. En algún momento, el conserje demente explica que como él no sabe cómo ser feliz, quiere evitar que los demás puedan serlo. En todo caso, a la pobre chica le hace cosas espantosas, como llenarle de insectos la casa o contaminarle los cosméticos para que le salgan erupciones en el rostro. Además, le manda mensajes anónimos por todos los medios posibles, desde cartas hasta mensajes de texto al celular y correos electrónicos. También se las arregla para pasar las noches con ella, obviamente sin que ella pueda darse cuenta.
Precisamente, como desde el comienzo todo está contado desde el punto de vista del conserje, por momentos no hay mucha tensión ya que en general se sabe lo que va a pasar, aunque en la segunda mitad del film, el director se guarda algunas sorpresas. Si bien es un asunto demasiado retorcido y amargo para poder ser recomendado como un programa entretenido, «Mientras duermes» tiene sus momentos, incluyendo algún buen toque de gore y algunas pizcas de humor negro.