(Anexo de crítica)
Cesar no es feliz, eso se nos advierte desde la primer escena en la cual el hombre está parado al borde de una azotea; suena una radio, él mira como perdido dentro de sí y alrededor no hay más que soledad... además la propia voz en off del protagonista lo deja bien claro, está solo, no es feliz. Esta escena funciona como una perfecta muestra de lo que estamos por ver, cinco minutos le alcanzan al director para pintarnos a un personaje, el protagonista de Mientras Duermes.
Juame Balagueró se hizo de un nombre dentro del cine de género español. Con tan solo siete películas en su haber ya se convirtió en un referente obligado para los que quieran hurgar dentro del terror ibérico. Ese prestigio no es en vano, cada una de sus películas (salvo el documental sobre Operación Triunfo) se enmarca en un subgénero distinto dentro del terror y el suspenso, y pareciera que de cada uno tiene algo bueno para extraer.
Esta vez la cuestión parece ser la intromisión a la soledad, a la infelicidad, específicamente contándonos la historia de un personaje oscuro, perturbado, en definitiva triste.
Cesar (Luis Tosar) es el encargado de un edificio que funciona como una pequeña comunidad; él tiene contacto con todos los habitantes, los ve entrar y salir, se gana su confianza, y exteriormente parece un hombre bueno, gentil, amable. Pero en realidad no encuentra otra manera de satisfacer esa infelicidad más que haciendo infeliz a todos los que lo rodean, o sea a la gente del edificio.
Dentro de esa “comunidad” podemos encontrar al representante del consorcio (un argentino que lo tiene entre ceja y ceja); una mujer mayor con un perro al que trata como a un hijo; un hombre que vive con una niña casi tan perversa como Cesar; la encargada de limpieza con el hijo como ayudante; y la resplandeciente Clara (Marta Etura) una chica que parece ser la antítesis del encargado, la felicidad encarnada en una sonrisa permanente.
Pronto Cesar se va a ir encargado de cada uno de ellos, pero no como un asesino, no busca la muerte, busca amargarles la vida, simplemente no soporta que otro sienta esa felicidad que él no tiene; y claro, su obsesión será la bella Clara de la que por momentos podemos pensar que está enamorado, pero no, él mismo lo dice, quiere joder su puta alegría.