En el relato autobiográfico del cantante cristiano Jeremy Camp, Mientras estés conmigo (I still believe, 2020) de Andrew y Jon Erwin (Si sólo pudiera imaginar), se busca trascender la propaganda que esconde su verdadero impulso y razón de ser, la propagación de ideas asociadas a la religión, con imágenes almibaradas, lugares comunes, estereotipos y una estética publicitaria que apela a vicios lumínicos y de puesta para reforzar su débil propuesta cinematográfica. Apoyada en una clásica estructura dramática de tres actos, y con el conflicto presentado casi en el arranque del relato, Jeremy (K.J. Apa) conocerá en su ingreso a la Universidad a Melissa (Britt Robertson), una joven que lo deslumbra no sólo por su belleza, sino, principalmente, por su esquivo acercamiento y evasivas que lo hacen aún desear más estar junto a ella. Recién llegado, y dejando una familia detrás que se ha esforzado demasiado por el joven (como por ejemplo pactar no hacerse regalos en las Navidades con el objetivo de comprarle una guitarra a Jeremy), él no quiere perder el tiempo en un hobby que lo tiene apasionado, y es la música.Aún duda de si con ella podría lograr algo en la vida, aún sabiendo que es uno de los impulsos vitales que lo mantienen con ganas de abrir los ojos cada día, pero cuando conoce al cantante cristiano profesional Jean-Luc (Nathan Parsons), éste le dará una oportunidad, primero como asistente, para luego lanzarlo a cantar y componer en el mundo de la música. Así, ese primer tramo mostrará el ascenso del joven en la industria, pero como esta película no es una biopic sobre su carrera, sino sobre su “revelación” ante el amor de su vida, Mientras estés conmigo pasa luego centrarse en la enfermedad de Melissa, quien lo esquivaba para evitar comprometerlo a pasar una vida en la que las entradas y salidas de hospitales serían el pulso de los días.Pero claro está que esta es una producción que apela al relato particular de esta situación que ambos atravesaron, por lo que el subrayar ideas sobre fidelidad, compromiso, valores, honestidad marital, son sólo algunos de los millones de preceptos que se bajan en una propuesta que omite construir su verdad desde el recorrido de esa historia dolorosa de amor y prefiere acercarse a emisión nocturna de testimonios de la tele iglesia.El dúo protagónico intenta estar a la altura de las circunstancias, pero sólo puede sobre exagerar reacciones y escenas, llorar, gritar, sin un objetivo claro, y algo similar le pasa a los actores secundarios, que aún contando en el elenco con figuras como Gary Sinise o la cantante Shania Twain, que podrían haber dado algo más que un correcto registro al tono buscado por la película, pierde la oportunidad de potenciar siquiera alguna escena que valiera la pena ser rescatada del resto.Caídas y más caídas, iluminación “divina” de los personajes, exageradas interpretaciones, y una mirada parcial sobre el universo, resienten Mientras estés conmigo, que apenas puede cumplir con algunos rasgos del subgénero “enfermedades terminales” y se apresta a pulir aquello que no satisface totalmente en una película con un mensaje evangelizador y esperanzador sobre el amor, el que, sabe a muy poco, tras el desarrollo de toda la historia.