Al rescate de una figura histórica
Basado en las memorias de Micaela Feldman, que ahora resucita en la voz de Cristina Banegas, el documental de Pochat y Olivera echa luz sobre una militante argentina que llegó a comandar una columna del POUM durante la Guerra Civil Española.
¿Qué tiene que hacer o tener una persona para que se convierta en un símbolo popular o, al menos, en alguien reconocido a nivel histórico? Resulta difícil desentrañar los mecanismos por los cuales esto sucede, pero si hay un caso en el que los engranajes de la maquinaria de la historia fallaron de manera inusitada fue con Mika Etchebéhère, quien tuvo todas las característcas para figurar hasta en los manuales escolares. Sin embargo, eso no sucedió y esta mujer heroica sigue siendo injustamente desconocida en la Argentina, excepto por la imprescindible novela Mika, de la escritora Elsa Osorio, cuya profunda investigación vino a echar luz allí donde había un agujero negro. Ahora, es el cine el que se encarga de retratar la vida de la primera mujer –argentina, ella– que fue capitana de una columna del Ejército Republicano durante la Guerra Civil Española. Y a través del documental Mika, mi guerra de España, de Fito Pochat y Javier Olivera, puede asegurarse que estos directores contribuyen a quitarle aún más el velo a la historia.
Micaela Feldman –tal su apellido de soltera– había nacido el 14 de marzo de 1902 en Moisés Ville (Santa Fe) y en su juventud decidió estudiar Odontología en Buenos Aires. En la universidad conoció a Hipólito Etchebéhère, estudiante de Ingeniería. Y juntos militaron por la Reforma Universitaria sobre finales de la primera década del siglo XX. El amor los unió y fueron pareja, pero también los conectaba el deseo por la causa libertaria de los pueblos. Para poner en práctica sus ideas, se afiliaron al Partido Comunista (del que luego fueron expulsados por disidencias) y sensibilizados por la Semana Trágica y, además, debido a la tuberculosis padecida por Hipólito, ambos recalaron en la Patagonia, donde investigaron la masacre contra los obreros. Pero Mika e Hipólito tenían grandes sueños revolucionarios y, como la Argentina no parecía el lugar más propicio para hacerlos realidad, viajaron a Alemania, donde proliferaba un espíritu de lucha a través de las organizaciones obreras. Con el ascenso de Hitler al poder, tuvieron que huir. Previo paso por París, la pareja decidió unirse a la lucha republicana en España y formó parte de una columna del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), al mando de Hipólito, que luego murió en combate. Fue Mika, entonces, quien se encargó de comandar la tropa de esa columna hasta que fue detenida y luego liberada. Tras la caída republicana, se estableció en París. Cuatro décadas después, escribió sus memorias en el libro Mi guerra de España, hasta que murió, el 7 de julio de 1992, a los 90 años.
Pochat y Olivera cuentan esta historia basándose en el libro de Mika. La voz en off de la actriz Cristina Banegas les da vida a los relatos de Mika que, por la minuciosidad con que están escritos, dan la impresión de haber sido volcados en el papel al calor de la lucha, aunque no fue así. Pero Banegas no oficia de locutora, sino que utiliza su potencia dramática para crear un personaje histórico con una solidez interpretativa que hace más que amena la narración de los fragmentos del libro. Sus lecturas enlazan correctamente con dos entrevistas realizadas a Mika, una de ellas en España y otra en París (donde vivió hasta su muerte). Allí describe cómo comenzó su militancia y recuerda por qué ella e Hipólito creían que era posible hacer la revolución en Alemania, pese a la fractura posterior de este sueño.
Pero por sobre todo, Mika brinda detalles sobre el significado de la Guerra Civil Española y de los días de combate. Esta entrevista es, a la vez, un documento histórico muy valioso, perfectamente concatenado temáticamente con los relatos de Banegas, casi como si no hubiera saltos narrativos. El documental se completa con el testimonio del sobrino de la pareja, Arnold Etchbéhère, quien realiza un viaje siguiendo las huellas de sus ancestros. Un importante material de archivo muestra imágenes y fotografías combinadas con lo que se escucha, formando una relación coherente entre palabra e imagen para retratar la vida de esta mujer que ya con 66 años ayudó a los estudiantes parisienses a levantar barricadas en el Mayo Francés y que en 1976 organizó la primera protesta en Francia contra la dictadura argentina. No es poco, entonces, para merecer un lugar en los anales de la historia.