Excelente documental con capitana republicana
Durante la Guerra Civil Española, muchas mujeres lucharon codo a codo con los hombres del Ejército Republicano. Y una de ellas, pero solo una, llegó a convertirse en oficial al frente de las tropas. La capitana Mika Etchebehere. Odontóloga santafesina. Esta es su historia, y la del amor de su vida, el mecánico dental Hipólito Etchebehere, muerto al frente de los suyos apenas a un mes de comenzada la guerra. Juntos habían vivido las luchas por la Reforma Universitaria, el sueño anarquista, la amistad con José Ingenieros y Alfonsina Storni, la aventura de dentistas en la Patagonia, hasta Esquel y el Futalaufken, las simpatías troskistas, el viaje a Paris y Berlin, las indecisiones de la Internacional Socialista y la consecuente caída de la República de Weimar. Apenas empezó la guerra se integraron al Partido Obrero de Unificación Marxista, un grupo antiestalinista. Y salieron al frente de 150 hombres.
"Me quedo aquí porque ésta es mi guerra", se dijo al quedar viuda, y enamorada para siempre de un recuerdo. Y se bancó lo peor, dando ejemplo de valentía y castidad, como ella misma lo dice: el sitio de Sigüenza bajo los bombardeos alemanes, la defensa de Madrid durante dos años terribles, la represión comunista del Poum, el fin de la 14° División del legendario Cipriano Mera, el exilio. Más adelante vendrían otras luchas, hasta la muerte en Paris a los 90 años.
La película sigue las páginas de excelente prosa de su libro de memorias, que Cristina Banegas lee con voz apasionada, alternando con la propia Mika, tal como podemos verla en un par de reportajes, uno de ellos para Paolo Gobetti, ex partisano y periodista, creador del Archivio Nazionale Cinematografico della Resistenza. La abundante ilustración incluye fotos familiares, material del Archivo General de la Nación, Filmoteca Española, etc., y algunas recorridas por diversos lugares, bajo la guia del sobrino Arnold Etchebehere, que aporta sus comentarios. O, simplemente, nos acompaña a lugares que lo dicen todo con su sola existencia, como el Gedenkstatte der Sozialisten, el memorial de los socialistas, en el viejo cementerio de Friedrichsfelde, Berlin, donde, desde hace pocos años, también se ha levantado una lápida en honor de los izquierdistas muertos por el estalinismo. Quedan para el público la reflexión, la admiración y el íntimo dolor. La melancólica música de Alfonso Herrera Mora contribuye un poco a esto último.
Autores, Fito Pochat ("Un tren a Pampa Blanca", sobre el tren sanitario) y Javier Olivera ("El visitante"), que además han impulsado la edición argentina del libro de memorias, con el prólogo que Julio Cortázar escribió especialmente para la primera edición de 1976 en Francia y España. En él, Cortázar define al libro como "bello, necesario y eficaz". Así también es este documental.
Vale la pena saber también lo siguiente. El escritor conoció a Mika cuando él era un simple viajero, y ella lo ayudó dándole unos trabajos como traductor. Los directores conocieron el libro en el 2007, cuando alguien les reveló que son los sobrinos nietos de Mika e Hipólito. En toda la película esto ni se menciona. Mérito destacable, frente a tantos que en circunstancias similares aprovecharían a hablar de sí mismos (una moda actual). Aún más, ella fue cuñada de Alberto Etchebehere, histórico director de fotografía a quien, entre otras cosas, se debe la invención del subtitulado. Y pariente politica de Héctor Olivera, autor de aquel gran elogio del anarcosindicalismo llamado "La Patagonia rebelde" (y que también ignoraba el parentesco). Diseño del afiche y los títulos, bien estilo años '30, Martín Lehmann.