Milla 22: La diversión de los conflictos bélicos internacionales.
Poca intriga y patriotismo en una cinta con sobredosis de acción, Mark Wahlberg, el director de Battleship y el autismo como superpoder inconsecuente.
El director Peter Berg solidificó su nombre en 2012 cuando se estreno su gigantesco blockbuster Battleship, una película anticipada por muchos como un “porqué existe esto” que solo se vieron en aumento conforme la gente fue viéndola (oda al cine de Michael Bay). Por un tiempo estuvo en boca de todos, porque fue realmente una sorpresa encontrar un producto gigantesco y ambicioso; pero aburrido y lamentable como ese, viniendo del director que unos años antes nos había regalado la tan interesante Hancock, con Will Smith.
No sería el último sorprendente giro en la carrera de Berg, siendo que tan solo un año después, se estrenó Lone Survivor (su primera colaboración con Mark Wahlberg), una biopic dramática de guerra que logró muchas reacciones positivas. Un par de proyectos más tarde, llega ahora la cuarta colaboración del dúo Berg-Wahlberg, y el primero de ellos que no esta basado en un hecho real. Al contrario, se trata de una cinta de acción estilizada que no da más de ficción, y que busca mezclar un estilo similar al de “Sicario” con la adrenalina y “entretenimiento” de un cine tal del estilo de Berg como, al parecer es, de Michael Bay. Además de todo esto, viendo que Wahlberg se encuentra escudado esta vez por nombres como John Malkovich y Ronda Rousey, solo una cosa es segura… nadie puede estar seguro de como pueda salir esto.
El espionaje nunca fue tan ridículo: un grupo de paramilitares expertos utiliza las habilidades del grupo Overwatch (muchos hackers en una habitación con aún más monitores viendo unos cuantos mapas y gritando coordenadas) para realizar misiones secretas de la máxima importancia. Su última tarea es llevar a un extraño con demasiados secretos a un avión ubicado (justamente) a 22 millas, o 35 kilómetros. Esta relativamente corta distancia va a convertir las calles llenas de civiles en un campo de guerra y todos esperan que el líder de la operación. Un Mark Wahlberg interpretando a un súper genio, en el espectro de autismo, que viene con un cupón gratis de pochoclo. Y cuyo personaje se sostiene casi completamente en un tic y una banda elástica, que prácticamente desaparecen de la película una vez arranca la acción.
Uno podría pensar en thrillers cuando escucha la palabra espionaje, pero la realidad es que se trata 100% de una cinta de acción. Aunque siendo todavía más realistas, y manteniéndonos en los porcentajes; por más que su intención es esa, la cinta termina generando una gran cantidad de risas… de las cuales aproximadamente un 25% de estas son buscadas. El resto de la comedia de esta bendita película viene por parte del hilarante estilo, seriedad y contenido que la misma ofrece. Se trata de un film con la capacidad de generar carcajadas con una mera decisión narrativa o visual, una lástima que sea en su gran mayoría algo no buscado, porque se trata de un gigantesco halago si de comedias hablamos.
En las manos correctas puede venir como anillo al dedo a personajes muy particulares, pero en este caso Wahlberg entrega una de las actuaciones más paupérrimas de los últimos tiempos. No ayuda que su personaje sea tan superficial y ridículamente profundo a la vez, con un background complejo que pide toda la seriedad que su interpretación no tiene. Como resultado termina infectando todo el film, que queda atrapado entre el mundo de las intenciones y los resultados. En cada uno está el interpretarlo como algo a lamentar o algo que disfrutar lo más posible. ¿El resto del elenco? Un Malkovich innecesario que trabajó sólo unas pocas horas por ese, seguramente, jugoso cheque. Una Ronda Rousey (luchadora profesional) que por supuesto tiene 0 secuencias de pelea (una realmente increíble costumbre en la mayoría de sus papeles) y finalmente Lauren Cohan (Walking Dead) que se encuentra en el mismo limbo maldito que Wahlberg, con un personaje horrendo y una interpretación que le hace justicia de la peor manera posible.
Sacando las nimiedades como “trama” y “personajes“, vamos a lo que el film prioriza: la acción. Para los estándares de Hollywood se trata seguramente de uno de los ejemplos positivos de la acción estática, filmada con cámara en mano para transmitir una falsa sensación de adrenalina. Tampoco es que en ningún momento se esconda demasiado como para crear un horrible efecto Taken, porque incluso abundan las secuencias que realmente evidencian el rodaje en locaciones con los actores realizando varias de las escenas de riesgo. Lo más lamentable de todo es que la misma energía de los tiroteos parece intentar utilizarse en escenas con personajes charlando en una mesa. Berg demuestra que tiene una adicción a sobre-estilizar, de la peor manera, sus obras con elecciones de planos realmente impresionantes (de la peor manera) y elige otorgar a toda secuencia banal una sobredosis de edición, como si de la peor versión de Tony Scott se tratase.
Aunque es necesario realizar la única salvedad, en más de un sentido, de la película: la persona que están escoltando durante toda esta odisea no es ni más ni menos que Iko Uwais, lejos uno de los mejores actores y coreógrafos de la actualidad. Conocido por su trabajo en la saga The Raid. Es además, evidente que Uwais se encargó de sus coreografías en la película, porque cada secuencia de acción, con el maestro indonesio, se encuentran más de un cuerpo por encima de cualquier intento lamentable de la industria Hollywoodense. Lamentablemente, su inventiva y excelente coreografía termina manchada por la usual técnica de la acción barata de occidente, donde la prioridad esta lejos de mostrarla, sino más bien esconder la inexistente habilidad de sus interpretes. Por suerte de todas maneras hay al menos una gran secuencia que logra sobrevivir esta matanza, una escena que Uwais arranca esposado a una camilla y seguramente no tarde nada en llegar a Youtube.
Justamente hablando de ver la mejor escena de la película en Youtube, suena a un buen lugar para ir cerrando esta reseña. Resulta difícil encontrar a la persona adecuada para recomendarle esta película, un film que es malo de la forma adecuada para pasar al otro lado y convertirse en una cinta disfrutable para el paladar que sepa apreciarla. Pero, si uno no es alguien que regularmente disfruta de las malas películas, verdaderamente es una producción para evitar. Por mi parte, espero que esta lamentable y realmente desastrosa película consiga una secuela que le de continuidad al épico desastre nacido del mórbido romance cinematográfico de Berg y Wahlberg.