La carrera de Mark Wahlberg ha cambiado notablemente a lo largo de esta última década. Creo que el actor tocó fondo en el 2008 con las pobres The Happening y Max Payne, y empezó un proceso de reinvención en el 2010 con la gran The Other Guys, su primera reunión con Will Ferrell en la que demostró que tenía sentido del humor –el mismo año en que llegaría The Fighter, uno de sus mejores papeles-. Desde entonces, empezó a variar un poco con los proyectos que elige, entre comedias, comedias de acción y películas de acción pura, con algún que otro drama para estirar su rango. Ted, Pain and Gain, 2 Guns o Daddy’s Home son ejemplos de que al oriundo de Boston le hace bien la risa, no obstante el trabajador incansable no quiere restringirse a eso y todavía quiere esos papeles patrióticos y heroicos de años atrás, y en el último tiempo parece haber acotado su búsqueda en dos realizadores: Michael Bay, con su franquicia Transformers, y Peter Berg. Mile 22 es la cuarta película que encabeza a las órdenes del segundo –que lo ha llamado en forma consecutiva para sus últimos trabajos- y es un buen indicio de que esta colaboración poco fructífera debería tomarse un respiro.