James Silva (Mark Wahlberg), un experimentado oficial de elite del servicio de inteligencia norteamericano, lidera a su equipo, el cual deberá conseguir extraditar de Indonesia a un doble agente que posee información sobre la desaparición de cuatro kilos de isótopos radiactivos. Ese es el punto de partida del film Milla 22 de Peter Berg, tal vez un tanto simple y que recae en los lugares típicos del género de acción. Sin embargo, dentro de todos los lugares comunes a los que apela, Berg demuestra lo que sabe hacer: acción pura y dura.
Milla 22 no será ni por cerca la mejor película de acción del año, y es más que probable que pase bastante desapercibida por la cartelera, pero vale reconocerle los méritos que tiene dentro del género. Son estos los que, si se le presta atención, la hacen destacarse entre el gran compendio de estrenos similares que se pueden encontrar mes tras mes en los cines. El film tal vez sufra de un personaje de escaso carisma, algo que queda remarcado por el fallido intento de aportarle actitudes y diálogos graciosos basados en su tempestivo carácter. Esto hace que el tono cómico no cuaje del todo con el resto del ritmo que maneja el film. Pero cuando no acude a ello o al vacuo trasfondo de los personajes, la narrativa logra ser un verdadero disfrute que se sirve de una pulsión acelerada, vertiginosa, ofreciendo una perfecta ejecución de variada y buena acción.
El film funciona como una suerte de road movie infernal donde, en el transcurso del viaje que emprenden para llevar a destino sano y salvo a Li Noor (Iko Uwais), una sucesión de ataques pondrá en peligro toda la operación. De esta manera la tensión se vuelve un recurso constante a lo largo del film. Una vez que los personajes están metidos de lleno en la misión, la historia no da respiro en ningún momento entre las grandes secuencias de acción que se van sucediendo (sobretodo las notables coreografías de los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, puntualmente las protagonizadas por Uwais). La originalidad de la construcción de las escenas de acción hace que Milla 22 se sienta ágil e innovadora. Su rápida edición es la responsable también de darle una atmósfera cambiante, una sensación de movimiento y adrenalina que solo amaina pocas veces a lo largo de la historia.
Berg toma lo mejor del cine de acción asiático y lo emplea con la precisión adecuada para que su film transmita la adrenalina latente en todos los enfrentamientos que Silva y los integrantes de su equipo deberán afrontar. El film de Peter Berg no busca más que cumplir ofreciendo una más que buena dosis de efectiva acción, y logra su cometido. Es cierto que tal vez en sus aspectos más argumentativos o en su mirada política manchada por los colores de la bandera norteamericana termine pecando de ser simplista y poco honesta, pero lo que termina prevaleciendo es su experta ejecución de la acción y su buen entender del cine de entretenimiento. A la hora de sentarse a ver este film, ¿qué más que eso puede importar?