Minari

Crítica de Martín Rodriguez - Bendito Spoiler

Siempre estuvo el miedo del espectador a que se termine lo original. Esta inseguridad de que algún día todo va a ser lo mismo, y nada va a ser diferente. Es más, esos terrores ya están pasando en la industria en la actualidad. Sin embargo, siempre va a existir la salvación, lo diferente, aquello que no se destaca, pero sí se diferencia. Eso es ‘Minari‘, que entre todas las nominadas a los premios Oscars 2021 a Mejor Película, no destaca solamente por ser una producción coreana, sino también por su maravillosa historia y su manera de contarla.

La nueva película de Lee Isaac Chung cuenta la historia de una familia proveniente de Corea que migran hacia Estados Unidos para establecerse y se ubican en el estado de Arkansas. Problemas vienen y problemas van, ya sea el drama familiar de intentar mantener una familia económica y emocionalmente, así como el afán de pertenecer a una sociedad desconocida.

‘Minari‘ se presenta así misma como un drama familiar sobre la vida de una familia coreana y sus intenciones de insertarse en la sociedad, avanzar como familia y sentar sus bases en Estados Unidos. Son cuatro integrantes: el padre, interpretado por Steven Yeun, que lleva a cabo un papel que debería opacar a los demás, pero que deja el suficiente espacio para que se luzcan los demás interpretes. La madre, interpretada por Yeri Han, que lleva a cabo un personaje fuerte, que pocas veces se deja manipular y que su única manera de ver las cosas es con la realidad. La hija, que es encarnada por Noel Cho, en un papel que destaca por sí solo pero no termina siendo tan significativo. Y por último se encuentra Alan Kim en el papel del hijo, un trabajo espectacular por parte del joven actor coreano.

Todos ellos se nos presentan como personajes en crisis. Personas sin rumbo que tienen que enfrentarse únicamente al día a día. Con todos y cada uno de ellos es casi imposible no simpatizar. Se llegan a entender a estos cuatro personajes, se nos meten en la vida durante casi dos horas y formamos parte de su historia también. Esta familia tiene en contraparte una etapa llena de cambios. Sus integrantes se tienen que acostumbrar, adaptar y hasta se intentan amoldar a una vida sumamente diferente. Sin embargo, muy por detrás y de a poco, la familia se está desmoronando. La película se centra al ciento por ciento en sus personajes. ‘Minari‘ se encuentra a disposición de esta familia que se mueve en conjunto, todos buscan algo en común y también buscan algo particularmente.

El progreso es una de las preocupaciones más presentes en la historia. El personaje de Yeun intenta levantar a su familia lanzándose a cultivar por sí mismo. Un personaje que siempre se centra en mirar y actuar por el lado positivo de las cosas. En el fondo tiene sus inseguridades y defectos pero siempre está en busca de ayudar y de avanzar. Por el otro lado, el personaje de Han es todo lo contrario, una mujer con una visión realista de todo. Es, quizás, el golpe de la realidad al plan de Yeun. Que va a terminar siendo su cable a tierra de todas formas. Los hijos funcionan como pilares de todo. Es por ellos que los padres siempre van a buscar lo mejor.

Una historia real y que funciona
Lee Isaac Chung no dirigía un largometraje desde el año 2015, luego del documental ‘I Have Seen My Last Born’. La vuelta de Chung lo consagra como uno de los directores pilares del nuevo cine coreano. En ‘Minari‘ presenta una dirección muy destacable, que, por momentos, prefiere demostrar antes que contar, pero que termina resultando llevadera para el espectador. Si bien al principio puede parecer lenta, cuando se termina de adaptar, la historia se llega a entender de lleno y se puede desarrollar perfectamente. En un momento dado, la historia te termina llevando por sí misma. Chung presenta una película intima, que explora temáticas muy personales, y lo hace muy bien.

La puesta en escena resulta admirable para el tipo de producción que se manejó. La dirección de fotografía, para no dar más vueltas, es espectacular. Puede parecer que decae en el final presentando un clímax, en cierta manera, rebuscado. Pero termina siendo un final desgarrador y emocionante. El final termina dando inicio a algo más. Esta cinta cumple, y muy bien. El clímax llega a ser algo inesperado, que shockea al espectador y que el final le da el respiro a algo que no tiene desenlace. Como conclusión, si se hace en familia, se termina bien.