El juego de la vida
Salvo excepciones, Robert Rodríguez podría ser considerado uno de los mejores autores de cine infantil de la actualidad. Sus películas, verdaderas cumbres en eso de la libertad y la originalidad, toman la técnica digital por asalto para convertirse en parques de diversiones fílmicos: en ese sentido la saga Mini espías ha sido desde siempre un reservorio de ideas para Rodríguez. Por ejemplo, un film como La piedra mágica le debe mucho a la historia de los hermanitos devenidos espías internacionales en su aspecto visual y narrativo. Tanto en las resoluciones visuales, que utilizan los efectos especiales no en un sentido verista sino para dotar de mayor irrealidad el asunto, como en lo narrativo, donde lo arbitrario campea sin problemas, Rodríguez demuestra ser un aprendiz de aquellos maestros del cartoon clásico en el que los personajes eran plastilina: no sólo por su ductilidad para golpearse y salir indemnes, sino también para ser un material moldeable y utilizable que acepte y reconozca cualquier tipo de estímulo al que es sometido. Sin embargo, lo más interesante del planteo de Rodríguez es que no utiliza todo esto en plan didáctico enciclopédico, sino en su parte lúdica. Y si como en la saga Mini espías lo familiar tiene fundamental importancia, el director dirá que la vida es juego.
Es verdad, también, que a esta altura algunas ideas de Mini espías están un poco agotadas y algunas apuestas visuales resuenan ya menos originales que esforzadamente creativas. Así y todo, Rodríguez parece tener material para seguir jugando: por ejemplo, ya no están Carla Gugino ni Antonio Banderas, pero utiliza a una Jessica Alba inmejorable, alejada de su constante necesidad de aparecer sexy y más cercana a la auto-parodia. En el arranque de Mini espías 4: los ladrones del tiempo tenemos a Alba embarazada, con una panza gigante, tirándose con una soga desde un edificio alto mientras tiene contracciones y persigue al malvado Tick Tock. El film la tiene como protagonista, en el rol de una agente que esconde a su marido y sus hijastros su condición de agente secreto, aunque como uno supone una misión la pondrá en riesgo a ella y a su familia: y así tendrá la posibilidad de redimirse ante los chicos que no la quieren mucho. Como siempre en el universo Rodríguez, las ideas visuales son sólo una parte del paquete, ya que también hay múltiples ideas que pasan por la intertextualidad y lo temático. Desde ese punto de partida, el film se abre a otros asuntos, algunos mejor tratados (el tema del paso del tiempo) y otros mucho peor (los medios de comunicación y la búsqueda del éxito).
Y así como destacamos la inventiva del director, hay que decir que en muchas ocasiones su apuesta es tan continua al redoble de la experiencia que sus films terminan convertidos en un pop barroco poco fluido. Algo de eso ocurre aquí, con malvados que se repliegan indefinidamente y situaciones que se estiran hasta perder sustancia. Así y todo, si tenemos en cuenta que el villano de esta película quiere absorber el tiempo para recuperar el pasado y la enseñanza es que resulta inútil querer volver el tiempo atrás, estamos ante una película infantil de esas que, aún siendo un tanto machaconas, dejan una enseñanza para nada conservadora. Sin ser una maravilla, Mini espías 4 se mantiene en el nivel de la saga y conserva su cuota de disparate infantil divertido, que nunca incorpora la mirada adulta sino que se entretiene pensando un mundo colorido y de superficies acarameladas.