Originalmente prevista para julio de 2020, esta producción de Illumination Entertainment es el último de los tanques con estrenos postergados por la pandemia que llega a los cines de todo el mundo. Teniendo en cuenta que estamos ante una nueva entrega de una de las sagas más exitosas de la historia en la Argentina (Mi villano favorito convocó a 580.000 personas en 2010; Mi villano favorito 2, a 2.620.000 en 2013; Minions, a 4.935.000 en 2015; y Mi villano favorito 3, a 3.835.000 en 2017) la incógnita pasa por si esta precuela podrá repetir en las vacaciones de invierno de julio el inmenso suceso de sus cuatro predecesoras, que ya acumulan casi 12 millones de espectadores.
Entre las propuestas infantiles de las vacaciones de invierno de 2010 –una de las más exitosas en la taquilla argentina– estuvo Mi villano favorito, que sorprendió al recaudar más de 500 millones de dólares en todo el mundo. Con dos secuelas que estuvieron al borde de duplicar esa cifra y un spin-off, Minions (2017), que ingresó al selecto grupo de películas que quebraron la barrera de los mil millones, la saga continúa expandiéndose con esta precuela que indaga en la infancia de Gru.
Esa infancia transcurre a mediados de la década de 1970, cuando el hombrecito de nariz ganchuda cursa en el colegio mientras sueña con, de grande, ser un villano temible. Siempre en compañía de las criaturas amarillas del título, sus “ídolos” son los seis supervillanos que integran el grupo Vicio6 y acaban de robar una piedra mágica que piensan usar para atacar a los referentes de la Liga Anti villanos durante la noche del Año Nuevo Chino.
Menuda sorpresa se lleva Gru cuando el grupo lo convoque para una entrevista y evaluar su incorporación. Pero su performance durante la charla no es la mejor y lo rechazan, razón por la que alista su ejército de Minions para poner en marcha un estrafalario plan para hacerse de la piedra.
Poco importa esa trama en una película cuyo centro gravitacional humorístico son los pequeños humanoides vestidos con mono y gafas. Que ellos hablen un idioma desconocido, balbuceando apenas algunas palabras en inglés, permite que los directores Kyle Balda, Brad Ableson y Jonathan del Val apuesten a un humor puramente gestual y a un diseño visual pleno de colores.
Sin guiños ni nada que busque congraciarse con el público adulto, Minions: Nace un villano es una película infantil a la vieja usanza, pensada pura y exclusivamente para el disfrute de los más pequeños.