Al principio de todo, cuando no había casi nada, un organismo unicelular se come a otro y se hace más grande. Otros organismos, más chicos y amarillos, lo siguen. Evolucionan. Pasan de un primitivo anfibio a un tiranosaurio rex. Cuando, gracias a su irresponsabilidad en las tareas asignadas, eliminan a este dinosaurio, pasan a otro amo, el hombre de las cavernas. Y así avanzan en la historia: los egipcios y la construcción de las pirámides, Drácula y el festejo de su cumpleaños, un cañonazo certero al mismísimo Napoleón… Los minions, en realidad, no son malos. Quieren servir. Quieren estar a disposición. La falta de un amo (bueno o no) hace que no sepan qué hacer de sus vidas. Ya nada tiene sentido y es ahí donde la película adquiere su rumbo. Tres de ellos (Stuart, Kevin y Bob) se unen en un viaje de destino incierto: encontrar un nuevo amo.
En Mi Villano Favorito (Despicable Me, 2010) los minions estaban ahí pero la historia iba por otro lado: Gru. En Mi Villano Favorito 2 (Despicable Me 2, 2013) ya la cosa cambia. Los minions ganan mucho tiempo en pantalla pero Gru sigue siendo el centro. En 2015 ellos son los protagonistas. Sin tantos guiños cinematográficos (en la primera entrega de Mi Villano Favorito hay homenajes a El Padrino, así como en la segunda parte hay citas a Batman de Tim Burton, Alien y World War Z, entre otras), podemos ver en este último eslabón a unos minions un poco menos irresponsables, menos impunes a los actos y más tiernos. Desde lo técnico, la película es impecable. El estudio Illumination se supera película tras película. Por momentos cuesta pensar que los paisajes que se ven de New York o Londres son animaciones y no filmaciones hechas con una cámara. De no ser por esa clásica deformidad que los directores Kyle Balda y Pierre Coffin imprimen a los seres humanos, tranquilamente la animación podría ser confundida con el cine clásico.
Interesante asunto es el del idioma de los minions. Los directores tienen creado un diccionario con casi todas las palabras que dicen y su significado. La mayor parte del lenguaje que hablan son palabras mezcladas entre el inglés, francés, español e italiano. Eso genera que, en el medio de una charla entre dos minions en la que no se entiende nada de lo que dicen, aparezcan estas palabras mezcladas en el medio y carguen de sentido a lo que están diciendo. Es una pena que no haya copias dobladas al inglés para poder disfrutar de las voces de Sandra Bullock, Jon Hamm, Michael Keaton, Geoffrey Rush y Steve Carell, entre otros. De hecho, la película (para la mirada de un adulto interesado en apreciar la interpretación de los actores antes mencionados) pierde fuerza en los diálogos de los minions ya que, como se explica más arriba, la mezcla de idiomas le da un toque único a ese delirio. Llama la atención que en el doblaje al español hayan optado por traducir (en el idioma minion) al castellano sólo las palabras en inglés, dejando de lado las dichas en francés y en italiano.
Una pregunta prevalece por sobre todo: ¿Minions es una película necesaria? O sea, en las primeras dos partes de la saga no sabemos de dónde salieron los minions o qué son. De hecho, hay un corto llamado Orientation Day, en el cual en un momento se dice que los minions están “todos diseñados con la misma cadena de ADN mutante”. La película muestra un supuesto origen, sí, pero se contradice con el corto antes mencionado. Entonces ¿aporta algo esta película a la historia de la saga o es sólo una sucesión de escenas graciosas y guiños para adultos? Lo seguro es que Pierre Coffin (quien además de ser uno de los directores, es también la voz de todos los minions) ya está trabajando en una tercera parte de Mi Villano Favorito, prevista para 2017. Habrá que esperar.