No es amor, lo que tu sientes se llama obsesión.
Julia Banks (Rosario Dawson) se muda y comienza a sentirse cómoda en su nuevo papel de esposa y madrastra. Cree por fin haber encontrado al hombre de sus sueños, David (Geoff Stukts), con quien podrá dejar atrás su problemático y oscuro pasado. En su nuevo hogar le espera Lily (Isabella Rice), la hija de su prometido, pero también Tessa Connover (Katherine Heigl), la madre de la niña y ex esposa de David.
Julia es morocha de cabellos revueltos, con una belleza innata. Tessa es rubia, de cabellos lacios, siempre exagerada, vestida por demás de arreglada, buscando la perfección mientras hace equitación. La presentación de estas mujeres, enfrentadas hasta por su color de pelo, puede parece algo desmesurada y hasta trillada, pero no se asusten, no es sólo esta presentación, todo es exagerado y trillado en Mio o de nadie.
Los posters promocionales de este supuesto thriller erótico vendían la película con la frase: “Cuando el amor se termina, empieza la locura”. A medida que comienza a desarrollarse la trama, vamos viendo como Tessa ingresa en ese circulo de locura, celos y posesión, en el cual su única meta es arruinarle la existencia a Julia y quizás así recuperar la vida perfecta que alguna vez creyó tener. Personajes secundarios apodan a Tessa como Cruella Chanel o Barbie Psicótica, graficando a la perfección el estado mental de este personaje.
El problema surge con los perversos planes de la rubia para arruinar la vida de la morocha. Todo es inverosímil, poco creíble y se empieza a tornar predecible a medida que avanza la acción (¿es tan fácil adivinar una clave de celular? ¿guardás copias de todos tus documentos importantes en tu teléfono?). Dejando de lado toda esta situación, hay otros problemas mayores en Mío o de nadie.
No queda muy claro que es lo que querían contarnos los guionistas Christina Hodson y David Leslie Johnson, quienes buscan abarcar demasiado y terminan fallando allí donde se proponen cautivarnos. La ópera prima de Denise Di Novi quiere tratar un tema complejo y muy en boga en estos días: la violencia de género y relaciones abusivas. Sin embargo, el tratamiento es tan vago y superficial que quedan en evidencia su uso como mera excusa. Pareciera que a la hora de plantear la historia no se consultaron a profesionales en el tema, ya que mientras ves la película es imposible no sentir que todo el conflicto se podría resolver hablando.
Hay algo que queda claro, la premisa de la que partieron era contar una historia en la que se entrecrucen temas actuales, además de la violencia de género, el uso de las redes sociales y los microemprendimientos de cerveza artesanal (si, aunque no lo crea). A todo esto súmenle un intento de subirse al tren de 50 Sombras de Grey, incorporando escenas eróticas que poco aportan o transgredan, incluyendo autosatisfacción frente a la pantalla de una computadora.
Las dos mujeres protagonistas están bastante bien en los papeles de Tessa y Julia, aunque a Heigl cuesta verla en este tipo de interpretaciones más comprometidas. Ellas cumplen y la parte técnica del film también, a excepción de la música, usada como golpe de efecto para remarcar y acentuar los momentos en los cuales deberías asustarte, perdiendo todo tipo de seriedad. Y ese es el problema con este thriller, ya que está repleto de momentos en que te encontrás riendo por lo ridículo de ciertas situaciones, que sólo irán in crescendo a medida que avanzan los minutos.
Conclusión:
Mío o de nadie, cuya traducción literal del ingles sería Inolvidable, es un thriller erótico que se desluce a medida que avanzan los minutos y se vuelve, ciertamente, olvidable.