Está concebida para la diversión y quizás también para el homenaje al género del suspenso, al conocido “whodunit” (derivado en inglés de la pregunta “¿quien lo ha hecho – who has done it-) que tiene reglas propias, tan explotadas por Agatha Christie, de muchos sospechosos en un ambiente cerrado, con la presencia del culpable que será revelado en el climax, pero con el tiempo necesario para analizar a cada involucrado, que es observado en sus zonas oscuras y sus motivos posibles para el crimen. La acción del film dirigido por Tom George, con un intrincado guión de Mark Champell, está ambientada en l953, cuando la obra que aun sigue en cartel (solo interrumpida por el covid) “La ratonera” festeja sus 100 representaciones y la clausula para ser llevada al cine que exige un tiempo de seis meses desde su temporada final. En ese festejo el supuesto futuro director, un alcohólico y desagradable personaje personificado por Adrien Brody provoca y una pelea, se ensucia y cuando va al vestuario a encontrar ropa limpia se cruza con su asesino, detalle que no le impide ser el relator. Eso ocurre en los primeros minutos mientras desfilan excelentes actores en roles que no les permiten el lucimiento, como personas de temer. La primera en llegar es una principiante maravillosamente actuada por Saoirse Ronan , que resulta uno de los grandes atractivos del film. El otro es la llegada del inspector que lidiara con esa novata, encarnado por Sam Rockwell, un sabueso experimentado que no deja que el alcohol le apague el instinto. En el argumento abundan las vueltas de tuerca que relacionan la obra en cuestión, la de la compañía, la mismísima autora, otra muerte y el divertimento donde el suspenso se diluye y casi no hace falta saber quién es el asesino. Él durante es el entretenimiento liviano, espumoso y agradable. No mucho mas, pero vale la pena.