La importancia de la familia
Mirai: Mi Pequeña Hermana (Mirai no Mirai, 2018) es una película japonesa animada de fantasía y aventuras dirigida y escrita por Mamoru Hosoda (La Chica que saltaba a través del Tiempo, El Niño y La Bestia). Las voces originales son puestas por Moka Kamishiraishi, Haru Kuroki, Kaede Hondo, Kumiko Aso, Gen Hoshino, Masaharu Fukuyama, Koji Yakusho, Yoshiko Miyazaki, entre otros. El filme estuvo nominado en la categoría Mejor Película Animada de los premios Óscar y los Globos de Oro, además de que fue seleccionado como Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy, en Francia.
La historia se centra en Kun (Moka Kamishiraishi), un niño de cuatro años que vive con su mamá, su papá y su mascota Yukko. Kun pasa su tiempo divirtiéndose con sus trenes bala de juguete, sin embargo la dinámica familiar cambia de repente cuando su madre regresa al hogar con un nuevo integrante en sus brazos: la beba Mirai. Con la llegada de su hermanita, los celos de Kun se irán acrecentando y para él será insoportable ya no ser más el centro de atención. Cuando el nene sale al patio trasero, se encontrará con una sorpresa: allí está parada una adolescente que resulta ser la versión de su hermana Mirai en el futuro. Junto a ella, Kun tendrá varias aventuras donde viajará al pasado de varios integrantes de su familia.
Con una animación llena de colores cálidos que transmiten una hermosa sensación de armonía, en esta ocasión Mamoru Hosoda toma como eje para su nueva película el cómo le afecta a un hijo único la llegada de un hermano. El director plasma con sabiduría esta etapa donde el chico llega a sentirse reemplazado y hasta no querido. Berrinches, gritos, bronca y tristeza abundan dentro y fuera de Kun, lo cual resulta totalmente normal y a más de uno lo hará sentirse identificado. Pero la trama no se queda solo en eso, sino que a partir de su toque fantástico nos sumerge en un viaje enternecedor que nos hace dar cuenta del por qué de muchas de las decisiones que toman los padres o de la importancia de los pequeños detalles para que el árbol genealógico se haya dado de esa forma.
Por otro lado, el director demuestra que no solo la vida de Kun da un giro de 180 grados, sino también la de sus progenitores. La madre, una señora de negocios que trabaja afuera día tras día, ya no puede encargarse de los quehaceres de la casa y es el padre, un arquitecto, el que debe empezar a cocinar, limpiar y llevar a su hijo a la escuela. Aunque en ciertas partes la cinta se vuelve demasiado imaginativa, el abordaje de la temática funciona tanto en chicos como en adultos, dejando una simple pero bella enseñanza sobre el amor familiar.
Mirai: Mi Pequeña Hermana rebosa de ternura. No solo deja pensando al espectador, sino que lo hace sonreír en más de una ocasión y hasta puede llegar a emocionar a los más sensibles.