Luego de su paso por Les Avant-Premières llega el estreno comercial de Mis Días Felices (Les Beaux Jours).
Caroline es una dentista que por una mala praxis, un exceso de blanqueamiento, decide jubilarse. Supuestamente, su mal desempeño profesional con un paciente se debió a que su mejor amiga acababa de fallecer. Ahora con mucho tiempo libre, Caroline se acerca al centro de jubilados “Días Felices” para realizar todas las actividades que allí ofrecen. Teatro, cerámica, horticultura, cata de vinos e informática, entre otros.
Un simple desconocimiento tecnológico produce que su joven profesor de computación se sienta atraído por ella. Caroline, tiene 60 años, está casada y es abuela, sus dos hijas tienen prácticamente la misma edad que su amante. Ellos comienzan a tener, primero, encuentros espontáneos y luego citas programadas con mentiras de por medio. Pero por esas cosas de la vida, su esposo se entera pero nada se desmorona demasiado, sin gritos ni platos rotos más o menos la situación se reacomoda y todo vuelve a la normalidad matrimonial.
Mis Días Felices, otro film francés del montón.
Marion Vernoux, la directora, poco se arriesga y desaprovecha la figura refinada y la sensualidad que tiene la voz Fanny Ardant, su protagonista. Cada encuentro amoroso está plagado de elipsis como si hubieran pasado las tijeras de un censor por este metraje. Vernoux, intenta jugársela con un tema pero al fin y al cabo es pura espuma. Si uno piensa que está próximo a ver algo parecido a El Graduado (The Graduate, de Mike Nichols) lejos está de satisfacer ese deseo.
Cuando visionaba esta película recordaba el film Ella se Va (Elle s’en va, de Emmanuelle Bercot) con Catherine Deneuve, otra película que no pasa nada. Un paralelismo que se puede realizar, es que ambas protagonistas/personajes son rubias, se encuentran entre la adultez y la ancianidad, caminan pensativas y vuelven a fumar para disfrutar de los placeres reales que brinda la vida. Luego de esto, la historia en Mis Días Felices solo pone como excusa la muerte de su amiga y no dramatiza el romance. Sí, vale destacar, como una luz entre tanta oscuridad, la pequeña participación de Marie Rivière, gran actriz de Eric Rohmer.