Marion Vernoux es una realizadora francesa que describe como pocas hoy la experiencia femenina (recuerden “Reinas por un día” y “Nada que hacer”). Aquí, con una gran Fanny Ardant, narra la vida de una mujer en sus sesenta, con mucho tiempo libre y que redescubre los sentimientos. El film es preciso, no carga las tintas melodramáticas y sigue a su protagonista como a quien vive una auténtica aventura. Puro corazón.