Recuperando un estilo de cine familiar, que predica valores a partir de una historia protagonizada por animales, no es casual que al ver Mis huellas a casa uno se pierda en el tiempo sin poder dilucidar en qué año se la está viendo. Su estructura clásica simple, y la linealidad de la narración, no hacen otra cosa que evocar a otros miles de films iguales, apelando al refuerzo de estereotipos y situaciones emotivas para consolidar un producto específico para los más pequeños de la familia que disfrutarán con las desventuras de Bella y Lucas.