La curiosa nueva película del veterano realizador francés Jacques Doillon bien puede describirse como una pieza coreográfica entre un hombre y una mujer que incluye tanto discusiones como escenas de sexo y peleas en el límite entre el juego y la agresión física. Se trata de un filme extraño en su propuesta ya que lo argumental por momentos parece casi pasar a segundo plano y uno se dedica a ver esta danza intensa de cuerpos que, casi como animales neuróticos en celo, se busca y se evade, se agrede y acaricia. O, como decían los tíos, se pelean porque se aman.
Algo de eso hay en MIS SESIONES DE LUCHA, en el que Sara Forestier interpreta a una chica que vuelve a su hogar familiar tras la muerte del padre y se enreda en unos problemas con su hermana ligados a la herencia (ella quiere quedarse solo con el piano familiar, pero su hermana quieren venderlo). Pero lo más importante allí es su reencuentro con un viejo amigo, vecino, con quien tuvo un affaire nunca del todo concretado años atrás.
La emocionalmente inestable chica (a la que nunca se nombra) y él (James Thierree, nieto de Charlie Chaplin) discutirán la relación entre ellos, la de ella con su padre y todo el tiempo hablarán de la posibilidad de concretar ese frustrado romance. O, al menos, algo de sexo. Las conversaciones van siempre acompañadas de algún empujón, un golpecito, una agarrada en principio juguetona. Pero mientras la tensión sexual crece y la particularmente neurótica chica empieza a intensificar cada vez más sus jugueteos físicos con el más en principio calmo muchacho, el asunto empieza a irse, literalmente, a las manos, de una manera en la que el sexo, los forcejeos y la charla erótica dura (los monólogos de ella son impublicables, digamos) van dando paso a algo cada vez más peligroso.
escenas-luchaLa película es rica como ejercicio casi físico, cine entendido como cuerpos en movimiento que se circundan entre sí, se acercan y se alejan, se distancian y se buscan. Pero el filme de Doillon (EL PEQUEÑO CRIMINAL, LA PURITANA) tiene también largas escenas que bordean la psicoterapia que terminan siendo agotadoras, lo mismo que el personaje de Forestier que, por más bella y buena actriz que sea, uno preferiría tenerla a una distancia prudencial. Al menos hasta que le baje la tensión…
Mitad drama romántico, mitad mezcla de película erótica con combate de taekwondo, MIS SESIONES DE LUCHA es un filme con algunos muy buenos momentos pero que pierde el rumbo más de una vez a lo largo de sus casi 100 minutos. Da la impresión que podrían evitarse todas las conversaciones sobre el padre, la familia y el pasado y dedicarse solamente a combatir y a tener sexo durante una hora. La película mejoraría bastante…