Adiós a la inocencia
Esta ópera prima del misionero Juanma Brignole retrata un día (y un noche) en la vida de unos jóvenes de Posadas que se preparan para asistir a un recital de punk rock (en verdad, tienen entradas falsas para ver a Fun People). Se trata de un melancólico y algo previsible retrato sobre el fin de la adolescencia y el paso a la adultez.
El film busca (por momentos encuentra) la espontaneidad, la ligereza en estas experiencias casuales, acaso banales, que tienen que ver con los códigos de compañerismo (y las pequeñas mentiras y traiciones), con el despertar sexual y la definición de la identidad.
Brignole sigue (y quiere) a sus personajes y la puesta en escena tiene que ver más con "capturar" esa esencia más que en el rigor de la construcción o la solidez formal. También apuesta -para acrecentar la veta nostálgica, de fin de época- por mostrar en el contexto cómo la construcción de una represa inunda lugares tradicionales de la zona, que se pierden para siempre.
El film se sigue con cierto interés, pero también es cierto que le juega en contra su "ligazón" con muchos exponentes previos del Nuevo Cine Argentino. Hay -más allá del sentido carácter autobiográfico de la historia- algo de "fórmula", de déjà vu en Mis sucios 3 tonos.