Nunca es tarde para aprender
El encargado de llevar a la pantalla esta tierna historia es Jean Becker, quien viene de familia de directores y supo plasmar esta novela homónima de Marie-Sabine Roger.
La película nos proyecta uno de esos encuentros improbables que pueden cambiar una vida, o como en este caso, mucho más que una.
En un parque se encuentran Germain (un correctísimo Gérard Depardieu), de algo más de cincuenta años y casi analfabeto, y Margueritte (interpretado magistralmente por Giséle Casadesus), una frágil anciana apasionada por la lectura. Estos dos actores se unirán en un banco de plaza situado frente a las palomas. Desde ese instante, todas las diferencias que los dividen, los unirán.
Margueritte empieza a leerle extractos de novelas, haciéndole descubrir tarde tras tarde la magia de la lectura y de los libros, mundo del que Germain se creía excluido. Esta trama simple está plagada de momentos emotivos y resulta sumamente conmovedora y divertida.
Mientras Germain va descubriendo un nuevo mundo que le abre posibilidades y lo llena de satisfacción, también le brinda la facultad de limar asperezas con una madre que solo supo dejarle marcas de dolor e inseguridad.
Mis Tarde con Margueritte es sin lugar a duda una joyita del cine que proviene de tierras francesas como lo fue Séraphine el año pasado. Con una gran intensidad dramática, el film muestra el descubrimiento del amor, la lectura y la ternura en cualquier momento de nuestras vidas.