Soy fanático de toda la obra de Damián Szifrón. Su ópera prima (En el fondo del mar, 2003) es mi película argentina preferida y Los Simuladores es, sin duda alguna, la mejor ficción que se ha desarrollado en idioma español.
Así que su vuelta al cine tras la larga pausa post Relatos Salvajes (2014) es muy importante.
Y la espera valió la pena porque Szifrón presenta su mejor trabajo como director. La puesta de este film no solo es impresionante, sino que recupera algo que paradójicamente falta en las pantallas en los últimos tiempos: cine.
Cada plano está perfectamente compuesto, el montaje es brillante y la música perfecta.
Con pinceladas de Eastwood y Fincher, el espectador se sumerge en un mundo sórdido, oscuro y cruento. Por momentos asfixiante y por momentos con respiros.
El desembarco de Szifrón en dirigir en otro idioma, en otro esquema, era tan esperado como intrigante. Y el resultado es un film que no da nada por sentado.
Exige cierta atención por parte del espectador y es por ello que tendrá algunos detractores ya que -lamentablemente- están acostumbrados a recibir todo más procesado y digerido.
No es el caso de Misántropo, donde todo se va construyendo a través de un guión muy bien diagramado y donde los actores son un instrumento más.
Geniales los laburos de Shailene Woodley y Ben Mendelson, al igual que el resto del cast.
Asimismo, es una película que golpea fuerte la coyuntura norteamericana en lo que refiere a los mass shootings. Y eso no es poco hoy en día.
Es el alegato del film y su instrumentación es contundente.
Me sobran elogios para esta película y para su director.
En definitiva, Misántropo es uno de los mejores policiales de los últimos tiempos y el regreso de un maestro.