Misión Cumplida
Misión Imposible: Protocolo Fantasma (Mission: Impossible - Ghost Protocol, 2011) no solo es una de las secuelas más esperadas de la nueva temporada de estrenos sino que además supera todas las expectativas que uno puede llegar a tener viendo apenas unos avances de la misma. Entretenimiento, espectacularidad, diversión y una historia que, a pesar de lo inverosímil, cumple con su cometido dan como resultado la mejor película de acción de los últimos años.
Muy poco queda de aquella Misión Imposible de la tele. Salvo la clásica música de nuestro Lalo Schifrin y uno que otro guiño que aquel espectador que consumió el formato televisivo sabrá leer entrelineas. Tampoco quedó nada del inicio de la saga. Excepto Tom Cruise, al que el paso del tiempo parece no afectarle, –quién además oficia de productor junto a J.J. Abrams (Super 8, 2011)- no hay mucho que la ate a sus predecesoras. Si nos remitimos exhaustivamente a sus orígenes podríamos llegar a la conclusión de que solo quedó su título. Que en este caso le sienta de maravillas y que define toda la esencia de la película que dirigió el impredecible Brad Bird (Ratatouille, 2009; Los increíbles, 2004).
En la cuarta entrega de la saga el agente Ethan Hunt (Tom Cruise), miembro de la F.M.I (que nada tiene que ver con el Fondo Monetario Internacional) ha caído en una trampa y el gobierno para el que trabaja lo dejará solo junto a su equipo. Sin apoyo oficial se las deberán ingeniar para resolver el caso en el que están envueltos. Qué en síntesis será una misión imposible y que por razones del efecto sorpresa no vamos a develar para que el espectador sea asombrado de la misma manera que lo fuimos nosotros al enfrentarnos con este impresionante espectáculo visual.
Misión Imposible: Protocolo Fantasma es un coctel de imágenes descomunales de lugares como Moscú, Dubái y Bombay pero cuyos escenarios sirven para montar las más exageradas (en el buen sentido de la palabra) escenas de acción de los últimos tiempos. Persecuciones increíblemente filmadas, escapatorias que nos dejaran sin aliento, situaciones de extremo peligro en las que el suspenso provocará las más inesperadas reacciones son solo algunos de las situaciones a las que nos somete Brad Bird sin ningún tipo de respiro y condescendencia con el receptor de la obra.
Uno de entrada sabe que lo que a ver es una historia inverosímil, así que buscar credibilidad en el relato es tarea imposible y el camino incorrecto si lo que se quiere es disfrutar del contenido. Es imposible escalar el edificio más alto del mundo, entrar al Kremlin venciendo las medidas de seguridad o seducir al hombre más rico de la India para que nos dé un código secreto (o eso tal vez esto sí). Pero sin todas estas situaciones, y muchísimas más, Misión Imposible no sería tan imposible y esta película no sería lo que es: una verdadera joya del cine de acción. Si lo que quiere es pasarla realmente bien ir al cine a ver Misión Imposible: Protocolo Fantasma es su nueva misión.