Curiosidad: en Tintín, un director de acción en vivo hace un film de animación; aquí uno de animación -otro gran artista, Brad Bird, responsable de Los Increíbles y Ratatouille- hace un film de acción en vivo. El lazo entre ambos es la pura aventura física, la empatía con los personajes y el gusto por la invención, por llevarnos a un mundo que se parece al nuestro pero no existe. Aquí nuevamente Tom Cruise demuestra que es uno de los mayores actores del cine, de esos que actúan con cada articulación y cada músculo. La historia es simple: los agentes de Misión: Imposible quedan a la deriva tratando de desarmar el plan de un villanísimo que quiere controlar al mundo. Como en Los Increíbles, justamente, Brad Bird toma esa situación para desarmar los lugares comunes del género sin traicionarlos, y para crear una fábula alrededor de valores tan intangibles como la amistad y la lealtad. Aquí importa que esos temas se traducen en puro movimiento, uno en el cual nos vemos absolutamente involucrados.