Ethan Hunt para siempre
Para suerte y felicidad de todos nosotros, la saga de Misión: imposible siempre ha tenido a cargo de cada una de sus entregas a buenos directores. Ya JJ Abrams había desplegado su gran talento en MI-3, y aquí produce, dejándole la riendas al gran Brad Bird uno de los chicos Pixar, con antecedentes como Los increíbles y la genial Ratatouille.
Con esta cuarta parte de la saga, Misión: imposible entra en ese feliz periodo donde poco importa ya la verosimilitud y coherencia entre cada parte. Aquí lo que interesa es revivir o hacer resurgir al protagonista (en este caso el bueno de Ethan Hunt, es decir Tom Cruise) y ponerlo en la peor situación posible para que la resuelva de la manera más loca que se le ocurra. Si hay un rasgo distintivo en Protocolo fantasma es cómo el equipo de Hunt va abandonando cada vez más la precisión para utilizar la fuerza bruta. El mismo Ethan apela a sus “corazonadas” y termina cada plan minuciosamente trazado, a las corridas o peleando a mano limpia.
Queda claro antes de que se diga nada, que cada secuencia de acción en el film de Bird es excelente. De hecho la película podría ser sólo eso, cuatro o cinco secuencias bien pensadas, y a otra cosa. Sin embargo, cada prefacio a la misión siguiente, donde se puede ver al grupo reunido planeando algo que seguro saldrá al revés, es un momento divertidísimo. La química entre Cruise, Jeremy Renner (William Brandt), Simon Pegg (Benji Dunn) y Paula Patton (Jane Carter) es evidente y funciona perfecta. Además, la trama está poblada de chistes autoconscientes y autorreferenciales: artefactos súper-tecnológicos que no funcionan o son tan increíbles que parecen mágicos, y exageraciones como Ethan gritando “¡misión cumplida!” al final de unos de sus actos heroicos.
Quien merece ser mencionado aparte es Simon Pegg, que demuestra dos facetas diferentes en las cuales siempre sale bien parado. Puede ser protagonista de cualquier comedia y puede ser el mejor actor secundario de película de acción. Si sigue saltando entre las producciones de JJ Abrams y Edgard Wright vamos a ser felices por el resto de nuestras vidas.
Brad Bird (que hace todo bien), junta todos estos elementos, y construye un film de una gran efectividad, de ritmo ajustado y trepidante. Nunca mejor dicho, aquel lugar común de la “adrenalina fílmica”. Los responsables de Misión imposible: protocolo fantasma se atreven a todo, disuelven la organización a la que pertenece el protagonista, y mezclan conflictos post 2011 con otros de hace cuarenta o cincuenta años. Entonces el conflicto contiene terroristas y atentados, temor a guerra nuclear y tensión entre Estados Unidos y Rusia (¡!). De hecho luego de que estalla el Kremlin, un personaje importante dice “¡nunca hubo tanta tensión entre Estados Unidos y Rusia desde la crisis de los misiles en Cuba!”. Por otro lado, no vamos a describir acá escenas de acción, mejor que sea una sorpresa. Sin embargo, es necesario prestarle atención a todo lo que sucede en Dubái, esa secuencia es una genialidad tras otra.
Misión imposible: protocolo fantasma es descontrolada en el mejor de los sentidos, y en gran medida es gracias al carisma y el resurgir de Tom Cruise, que parece que ya no va a recuperar la cordura, sobre todo si se sigue golpeando la cabeza como en este film. Hay que estar atentos a nombres como Brad Bird, Tom Cruise y, obviamente, JJ Abrams en el futuro. Acá están en estado de gracia.