Tom Cruise: el artista supremo. Su vida personal será un bodrio pero, diablos, qué buenas películas que filma. La saga de Misión Imposible ha sido su proyecto mimado, el vehículo cinematográfico que le ha dado vigencia todos estos años, y que lo ha mantenido fresco y poderoso en la taquilla aún a los 53 años - una edad en donde Stallone, Schwarzenegger y Willis comenzaron a trabajar en filmes tibios o de segunda, los cuales ni por asomo han hecho la ponchada de millones que aún sigue haciendo Cruise -. En lo personal, nunca he sido demasiado fan de la saga hasta Misión Imposible: Protocolo Fantasma, la cual considero que es una obra maestra. Misión Imposible: Nación Secreta es una digna sucesora y le pisa seriamente los talones a la precuela de Brad Bird, lástima que tiene algunos detalles de edición y libreto que no la hacen tan prolija.
A priori la idea de que todo este circo quede en manos de Christopher McQuarrie no es una que me entusiasme. McQuarrie será un gran guionista - Operación Valikiria, Al Filo del Mañana - pero como director (en Jack Reacher) la pifiaba feo. Era lenta, demasiado conversada, ultra obvia y nada excitante. Quizás el tema pase por las bondades de Tom Cruise como productor de la franquicia; siguiendo el molde de la saga 007, ha generado lineamientos tan marcados y profundos que cualquier director - no importa lo mediocre que sea - terminará generando una buena película. Acá Misión Imposible: Nación Secreta sigue los mismos patrones de Protocolo Fantasma: un gran stunt aéreo de Cruise (el teaser con Tomás colgado de un Airbus a un kilómetro y medio de altura, una acrobacia real sin dobles ni nada de CGI), mucho humor, mucha ley de Murphy, villanos ultraletales, exóticos paisajes internacionales y persecuciones rodadas con nervio. Quizás la trama de Nación Secreta peque de complicada - ¿por qué diablos hay que ir a robar un archivo ultrasecreto escondido debajo de una turbina en medio del desierto africano?; ¿para qué lo pondría alguien allí? - o traida de los pelos, pero siempre pasan cosas en pantalla: peleas, persecuciones, tiroteos... cosas que no siempre salen bien y que nuestros héroes terminan afrontando de un modo u otro.
Ciertamente McQuarrie ha imitado muy bien el estilo de Brad Bird en Protocolo Fantasma y ha logrado la segunda mejor película de la franquicia; el problema es que no todas las secuencias de acción están rodadas con la misma intensidad y prolijidad. El caso particular es el de algunos combates cuerpo a cuerpo de la primera hora, en donde McQuarrie cae en una edición ultra frenética y cuasi vomitiva que termina arruinando la efectividad de la escena. En la segunda hora el director parece haberse atemperado y logra el nivel justo, en especial en la fabulosa persecución por las calles de Casablanca, la que me parece por lejos lo mejor del filme. Por otra parte el libreto de McQuarrie se luce con el villano - el Sindicato, modelado a la onda de SPECTRE como una organización multinacional dedicada a producir el caos en los gobiernos del Primer Mundo mediante sabotajes y asesinatos de mandatarios y otros líderes -, el cual es personificado por Sean Harris con absoluta inteligencia y letalidad. Si Cruise logra derrotarlo, es porque sobre la hora se le ocurre un método; hasta ese entonces, el tipo lo tiene zapateando durante toda la película.
Mision Imposible: Nación Secreta es una gran película. No, no es una obra maestra pero llega a un 95% del nivel de Protocolo Fantasma. La gracia reside en que a Cruise y su equipo no le salen todas y debe improvisar como puede - lo que da lugar a los mejores gags del filme -, y a eso le sumamos el hecho de que McQuarrie es muy bueno a la hora de crear suspenso y desarrollar personajes. Es una macana que el director no haya calibrado bien la edición de un par de escenas de acción al principio pero.. qué diantres, ésta sigue siendo una flor de película de principio a fin, y un espectáculo generosamente recomendable.