Fenómeno de boletería aunque sin aportar nada muy novedoso
“Misión imposible” empezó siendo una serie televisiva en los lejanos ’60. En 1996 Brian de Palma dirigió la primera de las películas protagonizadas por Tom Cruise, recaudando la misma 180 millones de dólares en los Estados Unidos.
Cuatro años más tarde John Woo volvió a hacerlo y ya los ingresos excedieron a los de la primera en 35 millones de dólares, con notables tomas que mostraban a Ethan Hunt (Cruise) escalando escarpadas montañas.
La tercera de J.J.Abrams (2006) fue la más floja relativamente, desde el punto de vista de la taquilla norteamericana, aunque todavía superando los 100 millones de dólares y con la presencia del recordable Philip Seymour Hoffman como el inevitable villano de cada secuela.
“Misión: imposible. Protocolo fantasma”, la penúltima hasta ahora de 2011, volvió a superar los 200 millones de dólares y nuevamente fue otro (Brad Bird) su director. Esta vez las tomas más espectaculares transcurrían en el edificio más elevado de Dubai y en el mismísimo Kremlin.
Ahora llega “Misión: imposible – Nación secreta”, donde el principal productor es el propio Tom Cruise, además de obviamente ser de nuevo el personaje central.
Por quinta vez consecutiva cambia el nombre del director. Christopher McQuarrie ya había dirigido a Cruise hace dos años en la discreta “Jack Reacher: bajo la mira” y ahora vuelve a hacerlo, con la ventaja frente a la mayoría de los anteriores de conocerlo bien.
Pese a críticas en general muy laudatorias tanto internacionales como locales no hay nada demasiado novedoso que diferencie a esta secuela de anteriores capítulos. Es probablemente cierta la afirmación de que varias escenas arriesgadas, donde normalmente suelen utilizarse dobles (stunts), la protagonizó el propio Cruise. Pero en verdad hay poca originalidad y numerosos clichés que no molestarán, sin embargo, al espectador que procure simplemente entretenimiento.
El equipo que secunda a Ethan Hunt es similar al de la cuarta “Misión imposible”, ya que vuelve a participar Ving Rhames (“Tiempos violentos”/”Pulp Fiction”), como Luther y único que lo acompaña desde la primera. Simon Pegg (Benji) reincide por tercera vez y Jeremy Renner (Brandt), en su segunda aparición, se consolida en un personaje que en la anterior era interesante por ser muy dudosa su filiación. Renner es el recordado sargento James de “Vivir al límite” (“The Hurt Locker”), sorpresiva ganadora del Oscar en el año 2010, pero que había pasado por numerosos festivales como Venecia, Toronto e inclusive Mar del Plata, antes de su consagración definitiva por la Academia de Hollywood.
La escena inicial es quizás una de las más logradas transcurriendo en el aeropuerto de Minsk (Bielorrusia) con Ethan intentando evitar el transporte de un “paquete militar” (“package” en inglés), colgándose de un gran avión militar cuyo despegue no logra evitar.
Entre los nuevos personajes cobra relevancia uno femenino, Isla Faust, que al igual que el de Brandt en la anterior comparte cierta ambigüedad. Quien la interpreta es la sueca Rebecca Ferguson (lejana parienta de Sarah Ferguson, por parte de su madre). Se dice de ella que baila muy bien y hasta ha enseñado el tango y lo que asombra es su físico que justifica su rol como ex agente británica. Sin embargo, no sobresalen sus dotes actorales y no sorprendería que su figura se opaque en el futuro.
En cuanto a la inclusión de Alec Baldwin como un jefe de la CIA, su participación parece más bien un cálculo comercial, dada cierta irrelevancia de su personaje.
A favor cierta escenas de buen nivel cinematográfico como una en la Opera de Viena con la representación de Turandot, aunque nada original ya que Hitchcock hizo algo similar en dos oportunidades en el “El hombre que sabía demasiado”, cuya segunda versión se llamó “En manos del destino”.
La otra filmada en Casablanca con una persecución en motos a alta velocidad, una conducida efectivamente por el propio Cruise.
Finalmente una mención al villano de turno, Solomon Lane como jefe de la organización terrorista conocida como “Sindicato”. Lo interpreta Sean Harris (“Prometeo”), quien también tuvo el rol de Macduff en la nueva versión de “Macbeth”, con Michael Fassbender y Marion Cotillard, vista recientemente en el Festival de Cannes.
Las últimas dos “Misión imposible” superaron los 500.000 espectadores en Argentina, pero ésta que arrancó en el final de las vacaciones de invierno podría sobrepasar a las anteriores gracias a las críticas favorables y quizás a un buen “boca en boca”.