El héroe que sabía demasiado
A casi 20 años de su primera entrega, la saga Misión: Imposible está más bonita que nunca (Jorge Hané dixit). Luego de Misión: Imposible – Protocolo Fantasma, llega esta quinta parte que es sin ninguna duda uno de los mejores estrenos del año y la más destacada película de la franquicia protagonizada por Tom Cruise.
Ethan Hunt debe desmantelar al Sindicato. Una especie de agencia de contrainteligencia creada para infundir el caos en el mundo. Encima no cuenta con el apoyo de su agencia, debido a que la misma fue “absorbida” por una CIA que encima ahora lo tiene como enemigo número 1. Sin dudas, ésta se presenta como la tarea más compleja de su vida debido a que se enfrentará a agentes tan entrenados como él, aunque como ya sabemos no existe tal misión imposible de realizar para Ethan y su equipo.
A medida que fueron avanzando las entregas, la saga Misión: Imposible (en un claro ejercicio de autoconciencia) fue ofreciendo a un Ethan Hunt más endeble, más humano por así decirlo. Las misiones ya no le salen como antes: Sufre excesivos golpes, se lo ve dubitativo, por más que corra no alcanza a su presa y hasta incluso a veces es engañado por sus enemigos. Es que los años no vienen solos para Ethan y claramente la franquicia está armando de a poco el terreno para su retirada del campo de acción. Misión: Imposible – Nación Secreta sigue en ese camino mostrando a un Hunt mucho más complicado, como corriendo siempre de atrás del enemigo.
Sin dudas (y más allá de que buenos realizadores como Brian De Palma, John Woo, J.J. Abrams, Brad Bird y ahora Christopher McQuarrie han pasado por la franquicia) hay una afirmación que es imposible de ignorar: Los directores cambian, se mueven fichas protagónicas, contratan nuevos guionistas; pero las Misión: Imposible siguen, y seguirán funcionando, esencialmente por la inoxidable presencia de Tom Cruise, su protagonista y productor. Es que Cruise es un héroe de mil caras (como bien escribió el amigo Ignacio Moretti en su crítica de Jack Reacher), un héroe que sabe demasiado de cine, que entiende cómo llegar al corazón del espectador sin traicionar su estirpe clásica. No hace falta forzar acentos, poner caras de situación, hacer grandes morisquetas para generar empatía en el público. Y Tom Cruise, totalmente consciente de sus habilidades y de lo que el público pretende de él, vuelve a ponerse en cuerpo y alma al servicio del espectador.
Tom Cruise entiende cómo llegar al espectador sin traicionar su estirpe clásica.
Cruise es un tipo generoso, que nunca te deja a gamba, pero principalmente jamás de los jamases antepone su persona por encima de la película que protagoniza; a pesar de ser una de las estrellas más importantes que ha dado Hollywood en su historia. Misión: Imposible es SU franquicia, la que lo puso de nuevo en el mapa del que nunca debió haberse ido, y sin embargo no tiene ningún problema en darle paso al lucimiento de Simon Pegg, con quién posee una destacable química, o Jeremy Renner. Pasan los años, pasan los jugadores y Tom Cruise sigue firme, intacto al frente de una saga que en vez de agotarse, se renueva y se potencia.
¿Qué le aporta Christopher McQuarrie a Misión: Imposible – Nación Secreta de nuevo? Un guión altamente inteligente, creativo y principalmente sin pretensiones molestas. También contribuye con una dirección consistente que sigue con seguridad los mandamientos del cine de Alfred Hitchcock. Todos son conscientes que M:I 5 es un tanque que viene a brindar diversión de alto nivel, se nota que trabajan para ello, y cuando un producto sabe a dónde ir y también cómo viajar hacia esa meta, el resultado es este peliculón. Quizás la única mancha del film es el poco desarrollo del villano interpretado por Sean Harris, aunque tampoco es algo que resienta mucho a la trama.
Una película de este calibre nos tiene que hacer viajar por el mundo. Minsk, Viena, Londres, Casablanca y hasta La Habana son algunos de los destinos presentados con los puntos de contacto necesarios. Porque tampoco es llevarnos de acá para allá sin una razón aparente. En toda película de acción a gran escala como esta tiene que haber una mínima cresta que haga evidenciable dichos traslados y máximamente tienen que potenciar a la historia. Dentro de todos esos viajes, sin dudas que la escena en la Opera de Viena (claro homenaje a El Hombre que Sabía Demasiado de Hitchcock) es el punto más intenso y sobresaliente de toda la película. Si el gran Alfred estuviese vivo, seguramente estaría muy contento con el trabajo de McQuarrie.
Impresionantes secuencias de acción, que incluyen a Cruise colgando de un avión (!!!). Una trama inteligente, que presenta giros sorpresivos pero que no trata como idiota al espectador. Buenos momentos cómicos, que sirven como descarga en una historia llena de traiciones y asesinatos. Todo eso y más tiene esta quinta Misión: Imposible en sus más de dos horas de duración para satisfacer al público sediento de acción y más acción. Tom Cruise está más vigente que nunca, vuelve a ponerse en cuerpo y alma al servicio del espectador y cuando alguien pone ese nivel de compromiso, lo más factible es que salgan obras maestras como lo es Misión: Imposible – Nación Secreta.