El triunfo del cine
La escena inicial de Misión: Imposible Nación secreta es tan extraordinaria que merece un aplauso de pie a pocos minutos recién de haber comenzado la película. No existe una única forma de hacer y entender el cine, pero con ese prólogo lo primero que uno piensa es: para esto se inventó el cine. Este es el motivo por el cual vale la pena salir de casa, pagar una entrada y sentarse en una sala. Misión: Imposible es el cine en estado puro. Una película más grande que la vida, un despliegue de euforia vital que moviliza. Como en los grandes musicales del Hollywood clásico, que daban ganas de cantar y bailar, Misión: imposible, desde que Tom Cruise las transformó en películas, dan ganas de vivir. Son películas vitales, enamoradas del movimiento, de la acción, de la aventura. Cada director que formó parte de esta saga de cinco películas entendió el concepto y lo llevó adelante. Esta quinta parte confirma todo y sigue siendo un motivo más que suficiente para ir al cine, a disfrutarla en la pantalla grande.
A esta altura creo que todos sabemos que Misión: Imposible fue una serie legendaria de la década del sesenta antes de convertirse en una saga de películas legendarias. Desde 1966 a 1973 y luego con un breve regreso en los ochenta, la serie fue y sigue siendo un clásico. Las películas comenzaron en 1996 y en esta quinta entrega, Nación secreta, se confirma la vigencia de una clase de cine que pelea de igual a igual con los grandes tanques de los últimos veinte años aun siendo muy diferente a casi todo. Tom Cruise es el responsable de haber llevado el clásico de la TV a la pantalla grande y a diecinueve años de la primera película la saga sigue intacta y su estrella brilla más que nunca.
En esta nueva película Ethan Hunt (Tom Cruise) deberá desenmascarar a una organización secreta llamada el Syndicato, pero la propia CIA duda de la existencia de tal organización y amenaza con desarmar directamente a IMF. Esta organización ya había sido mencionada anteriormente en las películas y estaba también en la serie de televisión. Aunque bastante más oscura que los otros films de Misión: imposible, la mencionada escena inicial de la película plantea un nivel de acción, alegría cinematográfica y euforia que predispone al espectador para el más absoluto disfrute.
En esta nueva entrega se eligió un tono más de espionaje, con tono de guerra fría, que la colorida locura de las películas anteriores, lo que no impide un número alto de locaciones y varias escenas de acción de un nivel superior a la media del cine actual. Porque algo que caracteriza a estos films es que más allá de los cambios de director, siempre mantienen un estilo que no se desvía hacia los lugares comunes estéticos de moda. Ni Brian De Palma, ni John Woo, ni J.J. Abrams, ni Brad Bird, ni tampoco ahora Christopher McQuarrie, abandonan el oficio sólido de la narrativa cinematográfica clásica. Aun con sus estilos, siempre se impone una manera tradicional de contar. De contar bien, para ser exactos. ¿De dónde sale esta coherencia a pesar de las diferencias entre los cinco directores? ¿De dónde surge esta alegría cinematográfica incomparable que es el corazón mismo de la saga? La respuesta es obvia pero no por eso ha sido acreditada como se debe: la respuesta es Tom Cruise. El, y nadie más que él, es el autor de este mega proyecto de cinco películas enormes, todas a la altura de sus ambiciones. Desde la elección del director, a las disparatadas escenas de riesgo hechas por él mismo, pasando por el humor y el tono final de los films, todo pasa por su control. Por eso su Ethan Hunt forma parte de lo más valioso del cine de las últimas décadas, porque ha sido capaz de concretar una misión imposible para casi cualquiera: Hace excelente cine de entretenimiento, cine con mayúsculas, sin perder nunca el rumbo.
La serie, mil veces imitadas y homenajeada, solía ser bastante eufórica también, pero en un tono de producción bastante controlado, con un largo uso de rodaje en estudios. Esta quinta película es la que más imita algunos detalles de aquella serie, pero manteniendo siempre su estatus de superproducción. Por primera vez el tono de film de espionaje de la Guerra fría se integra a las grandes escenas de acción y el film, siempre con un gran sentido del humor, también tiene la capacidad de cuestionarse a sí mismo y a su protagonista, en un interesante juego de lecturas. Pero más allá de esos detalles, la alegría sigue siendo la misma, la vitalidad sigue siendo la misma. Obviamente Tom Cruise se luce, pero también lo hace el elenco, en un equipo más integrado que nunca a la trama.
Misión: Imposible Nación secreta conserva el más puro espíritu del cine de héroes. Los buenos van a ganar, tienen que ganar. Personalmente adoro las películas donde los buenos ganan merecidamente, donde los héroes enfrentan misiones imposibles y consiguen salir victoriosos. Misión: Imposible se ha convertido en el máximo bastión de defensa de una clase de cine hoy un tanto olvidado, sepultado por superhéroes no siempre heroicos o interesantes. Misión: Imposible tiene humor, pero no cinismo. Hace del planeta su escenario y logra transmitir la idea de que las cosas puedan hacerse bien. Con heroísmo, con valentía, con inteligencia, con valores nobles. Nada es imposible cuando uno ve estas películas. El mundo es un lugar mejor, el cine es un lugar mejor gracias a la saga de Misión: Imposible y su máximo responsable, Tom Cruise.