[Review] Misión Imposible: Repercusión.
Vuelve la alegría. Vuelve Ethan Hunt. Vuelve Tom Cruise y como siempre, trata de superarse a sí mismo en cuanto a acrobacias se refiere.
“Misión Imposible: Repercusión (Mission: Impossible-Fallout, 2018)” es la continuación directa de “Misión Imposible: Nación Secreta (Mission: Impossible: Rogue Nation, 2015)” y ambas son dirigidas por Christopher McQuarrie, un tipo que de acción sabe y parece que Tom le tomó mucho cariño luego de encontrarse con él por primera vez “Jack Reacher (2012)”.
La sexta película de la saga que comenzó con la insuperable primera parte dirigida por Brian De Palma, nos cuenta la vida del mundo luego de que el super agente del IMF, Ethan Hunt (Tom Cruise), ha atrapado al líder del grupo terrorista denominado El Sindicato, Solomon Lane (Sean Harris): los que quedaron de esa célula infame y seguidores del hombre de la voz rasposa, ahora se hacen llamar Los Apóstoles y están infiltreados en cualquier lugar. La misión de Hunt (“Si decide aceptarla”) es detener un desastre nuclear que estos criminales intentan desatar en el planeta, para terminar con el viejo orden mundial.
Lamentablemente, a Ethan siempre se le sobreponen inconvenientes difíciles de sortear, como lo es la vida en juego de uno de los de su equipo (en este caso Luther, interpretado de nuevo por Ving Rhames) y entonces, la pérdida del plutonio con el que desencadenarán el Apocalipsis nuclear. Las repercusiones (¡cuak!) no se harán esperar, y nuestro agente favorito tendrá que asumir las consecuencias de sus acciones, formando un nuevo equipo con Benji (otra vez el comic relief de Simon Pegg), el ya nobrado Luther y un agente de la CIA impuesto como “castigo/niñera”: August Wlaker (Henry Cavill), un tipo duro, denominado por su jefa la grandiosa Angela Bassett) como un “martillo”. Juntos emprenderán una nueva aventura; una que tendrá varias sorpresas y vueltas de tuerca que dejarán a más de uno con la boca abierta, y a otros con sabor a poco.
“Misión Imposible: Repercusión” es la sexta entrega de una de las más largas sagas de espías más famosa (junto con la de 007) y se nota bastante: si bien desde el arranque podemos observar una falta total de cinematografía al explicarnos con una (demasiado) larga grabación el rumbo que tomará la película y hacernos casi interminable el primer acto, cuando comienza el segundo ya podemos comenzar a extasiarnos con las diferentes escenas de acción que no paran de estallarnos en la cara: peleas en el baño, saltos desde un avión a grandes alturas, persecuciones en autos, motos, y todo lo que se puedan imaginar. Es una película hecha para el entretenimiento, ni más ni menos. El condimento adicional que le otorga McQuarrie y que pocos supieron manejar en las anteriores, es el condimento de clasicismo en una película de espías sin que pase por aburrida o “lenta”. Es un gran logro, quizás demasiado en esta oportunidad (ya que M:I-Nación Secreta sigue siendo mejor que ésta, con un gran balance entre acción y narración).
El pecado de esta nueva entrega es el que ya cometió Sam Mendes con “Spectre (2015)” para el agente bebedor de Martinis agitados: ya la franquicia está agotada y a punto de fagocitarse a sí misma, con peligro de autoparodiarse en un espectáculo autorreferencial. Y, como reza el dicho (y por eso está bien dicho): “A veces, menos es más”.
Eso no impide que Misión Imposible: Repercusión sea una de las mejores película de acción de los últimos tiempos, y esto es, quizás, responsabilidad de McQuarrie y del inoxidable productor y actor, Tom Cruise, que no para de superarse capítulo tras capítulo.
Hablar del reparto que acompaña a los protagonistas es, en este caso, una obligación casi autoimpuesta, ya que los personajes femeninos (desde el humilde punto de vista de este crítico) son, por lo menos en el primer acto del film, representadas de una manera villanesca en algunos casos (los más favorable) y, en otros, simplemente como un estereotipo de criminal o femme fatale: Vuelve al ruedo Rebecca Ferguson pero parece haber perdido esa fortaleza que nos dio en la entrega anterior. El agregado de Vanessa Kirby no es de gran importancia tampoco. Y la vuelta de Michelle Monaghan, qué decir, el personaje que apareció en la tercera parte de la saga y nunca nadie más supo qué hacer con ella. Hasta ahora.
Si hay alguien que se destacó de la media en estas dos entregas (fuera de su protagonista) es el villano encarnado por Sean Harris, un actor que supo darle a su Solomon Lane un aire de némesis a quien temer, no solo un villano que quiere destruir el mundo porque sí. Un villano con una mente sobresaliente que tuvo en jaque más de una vez a Hunt, digno sucesor del que interpretara el querido Phillip Seymour Hoffman allá por 2006 en M:I 3.
Por ultimo, no hay mucho que decir con respecto a Henry Cavill y su famoso (polemico) bigote: un personaje que es la otra cara de Hunt, alguien que tiene secretos por revelar pero que, si son seguidores de la saga, no caerán fácilmente en el engaño.
En conclusión, Misión Imposible: Repercusión es un digno entretenimiento para fans de la saga y de los pocos blockbusters que, hoy en día, tienen la dignidad de caer de pie y no lastimarse. Como Tom Cruise. Ah, no…