Acción explosiva, peleas coreografiadas a la perfección, buenas actuaciones y una historia bien escrita. Misión Imposible: Repercusión tiene todos lo necesario para ser la mejor película de acción del año. Veanla en la pantalla más grande que encuentren.
Se le podrán criticar muchas cosas a Tom Cruise pero es innegable que el actor neoyorquino tiene el suficiente star power para sostener una franquicia con su sola presencia y no hay otro como él a la hora de poner el cuerpo para realizar escenas de acción.
La saga de Misión Imposible nació allá por el 96′ con la Mission: Impossible dirigida por Brian de Palma que logró recaudar más de 450 millones de dólares (con un presupuesto de 80). La ambiciosa idea de tomar la premisa de la serie televisiva de espionaje nacida en 1996 y convertirla en una franquicia de super-acción terminó dando frutos y Cruise continuó protagonizando (y produciendo) la saga en las siguientes entregas que contaron con la dirección de destacados cineastas como John Woo (Mission: Impossible 2, 2000), J.J. Abrams (Mission: Impossible 3, 2006) y Brad Bird (Mission: Impossible – Ghost Protocol, 2011).
Por primera vez la saga repite director. Christopher McQuarrie (guionista de Los Sospechosos de Siempre, 1995) vuelve al ruedo después de dirigir a Cruise en la genial Mission: Impossible – Rogue Nation de 2015 (además, trabajó con el mismo actor en otros films como Jack Reacher y Edge of Tomorrow). Y el resultado no es menos que impresionante.
La IMF (Impossible Missions Force) debe recuperar un cargamento de plutonio antes de que caiga en manos de un grupo terrorista conocido como “Los Apóstoles”, conformado por los integrantes de El Sindicato que huyeron después de la captura de su líder, Solomon Lane (Sean Harris). Cuando Ethan Hunt (Tom Cruise) falle a la hora de tomar una decisión difícil, deberá unirse a Benji (Simon Pegg), Ilsa (Rebecca Ferguson) y Luther (Ving Rhames) en una carrera contra el tiempo para recuperar las armas nucleares antes de que los seguidores de Lane ataquen.
La CIA no confía en la lMF después de su error que puso al mundo en peligro y el agente August Walker (Henry Cavill) es asignado para monitorear la actividad del grupo. Hunt y compañía deberán recorrer París, Londres, Berlín y Cachemira (India) para frustrar los planes de los Apóstoles y la lealtad de su equipo será puesta a prueba.
De más está decir que Tom Cruise parece envejecer como Benjamin Button, a sus 56 años se lo ve más atlético que nunca y arriesga el físico de formas impresionantes a lo largo de la película. Trepando una montaña, colgado de una soga a 200 metros de altura (durante esta stunt se rompió el tobillo), haciendo una escena de paracaidismo demencial, escapando en moto a contramano por las calles de París, atravesando el centro de Londres mientras salta de techo en techo. ¡Hasta aprendió a volar un helicóptero para poder protagonizar la frenética persecución aérea desde la cabina del piloto!
En tiempos donde todo es digital y las grandes estrellas descansan cada vez más en la labor de los dobles de riesgo, es notable que un actor de semejante calibre esté dispuesto a ponerse en la línea de peligro. No solo como demostración de su compromiso con el papel y la película, también genera un mayor sentido de épica y realismo que logra realzar los momentos de acción y emoción.
Cuando vemos a Ethan Hunt haciendo sus proezas, lo estamos viendo de verdad. No hay trucos de cámara ni monigotes CGI ni pantallas verdes. Es todo real. Y si este despliegue se acompaña con un buen trabajo de cámara, fotografía e iluminación termina generando secuencias a puro vértigo que te dejan boquiabierto.
Las escenas de pelea están coreografiadas a la perfección, se puede sentir el poder de los golpes y los distintos estilos de combate (las piñas rápidas y certeras de Hunt y los mazazos propinados por Walker). La película maneja un pulso narrativo perfecto y sus casi dos horas y media se pasan volando pero no por esto se convierte en un simple divertimento descerebrado. McQuarrie logra balancear la acción adrenalínica con la trama de espionaje e intriga. Los planes complejos y las lealtades cambiantes pueden llegar a marear al espectador que no esté atento a los diálogos.
Acompañando a un Cruise impecable los viejos conocidos Benji y Luther vuelven a aportar una cuota extra de carisma y brindar soporte técnico al héroe con sus múltiples gadgets tecnológicos. Rebecca Ferguson cumple encarnando una vez mas a la enigmática y seductora Ilsa y Henry Cavill se luce en su rol de aliado de lealtad dudosa. Junto a Cruise protagoniza una de las escenas de pelea mejor logradas de la película (la del baño). Dejarse el bigote definitivamente valió la pena.
Más allá de algunos momentos demasiado expositivos (diálogos muy cargados de información para no perder tiempo entre las escenas de acción) y una subtrama personal/romántica que se siente innecesaria, Misión Imposible: Repercusión hace los méritos suficientes para quedarse con el título de la mejor película de acción de 2018.