Pochoclera por excelencia
Se trata de una nueva entrega del clásico protagonizado por Tom Cruise. En el film, su personaje acepta un nuevo desafío.
Tom Cruise es uno de los actores de acción más importantes de la actualidad. No importan sus 56 años. Ni que sea ridiculizado por su estilo de vida, o sus caprichos de estrella. El actor y productor nació para protagonizar esta nueva generación de “Misión: Imposible”. Más allá de su interpretación, Tom está detrás de las secuencias de acción y se nota.
“’Tu misión, si deseas aceptarla...’ te dicen. Me pregunto, ¿alguna vez elegiste no aceptarla?” La interrogación la hace un enemigo del pasado del agente Ethan Hunt (Cruise), que regresa y lo hace cuestionarse sobre su participación en las misiones del MIF (FMI en su traducción al castellano), pues quien se cree invencible, también puede pecar con su ego y que su aparición en el campo de juego moleste a enemigos personales. Aquí, Hunt debe conseguir unas ojivas de plutonio para evitar que caigan en manos de un antiguo agente especial que se transformó en anarquista y formó un grupo terrorista. Pero cuando él y su equipo (Ving Rhames y Simon Pegg) malogren la misión que en principio parecía simple, deberán viajar por el mundo para evitar que el plutonio se convierta en bombas de destrucción masiva.
Pero el problema empeorará cuando Ethan deba incluir en su plan al agente Walker (Henry Cavill con el bigote de la discordia que le borraron digitalmente en “Liga de la justicia”) por pedido de la MIF. El acierto del filme, más allá de sus excelentes escenas de acción, es sumergirse de lleno en el thriller de espías, y la persecución de Ethan se transformará en un juego de alianzas y traiciones, trama con la que se había jugado en “Nación secreta”, la anterior entrega.
Otro recurso para destacar es la constante inserción de gags, no sólo de libreto, sino también físicos, que aliviana de tensión para sorprender y le quita el espíritu épico de todopoderoso a Cruise. Esta táctica le viene bien por su edad, y quizás le quite el peso de la crítica al protagonizar una película de acción, cuando empieza a mirar de frente las seis décadas, y así podríamos llamarlo “antihéroe”. La película de Christopher McQuarrie es una oda a la acción que en dos horas y media no defrauda, y hasta el 3D con el que llegará a algunas salas vale la pena para apreciar escenas de compleja realización.