No hay otra franquicia que haya logrado lo que consiguió Mission: Impossible, que lejos del agotamiento se renueva con cada entrega y mantiene su calidad en alto. Creo que el hecho de no repetir directores ha ayudado a que la saga siguiera fresca y despierta, con la impronta propia de cada realizador en proyectos más y más impactantes -hasta la que considero la más floja de las seis, M:I 2, tiene grandes méritos-. Ethan Hunt y compañía se las han arreglado para ofrecer espectáculos vistosos repletos de acción e intriga, dándole forma a una franquicia de autor que está en la cima de lo que el cine de género tiene para ofrecer. Y Mission: Impossible – Fallout viene a dar continuidad en la tendencia y cambio en la fórmula, consolidándose como la mejor de las seis.